UN CUENTO DE PRÍNCIPES, PRINCESAS Y DEMÁS FAMILIA

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Según la edición estadounidense Vanity Fair, la reina de España es la mejor vestida de las reinas del mundo con diseñadores de cabecera como Felipe Varela, Carolina Herrera o Hugo Boss,  mezclados con Zara y  Mango, quizá para no resultar tan suntuosa ante los maltratados españoles que todavía tardarán en recuperarse de la mala gestión de la economía .

 

Nadie niega tal mérito pues, cierto es, que Letizia –me niego a llamarla Dª Letizia por eso que pretende ser “sencilla” o del “pueblo”, además de su ideología republicana de origen cambiada por la corona  de diamantes- que, aún a pesar de su extrema delgadez, tiene gusto para vestirse, aunque el mérito no es sólo suyo sino también de su asesora de imagen y estilista Eva Fernández, leonesa de 44 años y casada con un oficial de la Marina, quien optó por estudiar Publicidad en la Universidad San Pablo CEU de Madrid, para después reorientar su carrera en la moda ingresando en la Escuela de Diseño IADE, y obligada a abandonar sus perfiles en las redes sociales , donde antes de 2015 era muy activa, para ejercer tal cargo.

Si a lo anterior unimos los retoques estéticos de la reina consorte, podríamos restar puntos a dicho mérito, en el sentido de que poderoso señor es Don Dinero, aunque, en mi opinión han restado  frescura a su rostro de soltera, para convertirse en una “top model real”, papel que parece llenarle mucho más que el institucional adquirido desde el momento que decidió entrar en la familia real por su matrimonio con el entonces príncipe Felipe, al que también me niego atribuirle un tratamiento diferente que al resto de los ciudadanos por la misma razón que a su mujer, al querer ejercer y acercar su papel de rey a un pueblo, a pesar de que éste cada día es más consciente de la irrelevancia de la institución que representa y de los dispendios sufragados por todos los que contribuimos a mantener los gastos públicos.

Sea como fuere, para muchos la monarquía no deja de ser un lujo innecesario, justificado por algunos en el hecho de que los reyes son la mejor representación de nuestro pais así como de esa letra del abecedario “Ñ” que se identifica con la “Marca España”; aunque, lo cierto es, que ser jefe del estado por herencia no responde a la naturaleza intrínseca de la democracia dentro de la cual la elección de nuestros representantes es la máxima expresión.

En todo caso, lo que resulta innegable es que el mejor papel que desempeñan hoy día las monarquías de Europa es el del papel couché de la industria gráfica llenando páginas de las denominadas revistas del corazón, y también prensa amarilla, y en el caso de Letizia de las especializadas en moda, que son las que más llenan muchos de los hogares españoles, al tener entre nosotras,  las féminas, sus mejores clientes, aunque en mi caso no,  y, por lo tanto las que más las acercan a ese pueblo que pretenden satisfacer, aunque yo, más bien, diría engañar, con un universo de príncipes y princesas propias de los cuentos de nuestra infancia que, en caso de la reina consorte, les transporta al de la ceniZienta, donde una chica normal termina casándose con el príncipe azul, aunque tenga la misma sangre que el resto de los mortales, pero no los mismos privilegios.

“resulta innegable es que el mejor papel que desempeñan hoy día las monarquías de Europa es el del papel couché de la industria gráfica llenando páginas de las denominadas revistas del corazón, y también prensa amarilla “

Aún así, parece ser que esta reina que en su día fue una preciada, o al menos, enchufada y ensalzada periodista, no digo yo que no lo fuese por méritos propios, aunque tal vez influyese su apasionante idilio con el entonces príncipe de Asturias para dejarla en el punto álgido de su profesión con el fin de dar la imagen de una mujer preparada para una monarquía moderna;  hoy día rehúye de los que en su día fueron compañeros, tratando de separar su vida privada de la que le corresponde por el cargo que ostenta.

Me estoy refiriendo al hecho que todos hemos presenciado hace unos días  a través de las noticias en los “telediarios” de la “vuelta al cole” de la princesa Leonor y la infanta Sofía, las cuales fueron ocultadas a las cámaras de los periodistas gráficos que cubrían tal evento; como si pudiese separarse en el caso de tan “dignas personas”, la vida privada de la vida pública; máxime cuando estamos ante personas públicas, cuyo alto nivel de vida financiamos todos, lo que exige abrir las ventanas del palacio para que sus “súbditos” sigan soñando o fantaseando con los cuentos a los que me he referido antes, o al menos estar informados de los pasos que siguen quienes algún día, salvo que la democracia y la soberanía popular lo remedie , tomarán la representación de la corona española.

Habrá que recodar a tan “protectora madre” de la intimidad de sus hijas, que el cargo lleva implícito el hecho de que su vida privada vaya unida a la pública, no sólo porque su sueldo que, como he dicho, lo pagamos todos, sino también porque todos debemos estar informados de lo que hacen y no hacen, y no sólo para presumir ante sus antiguos compañeros de profesión de su cargo, sus últimos modelitos y sus arreglos faciales, los cuales la han convertido en una persona hierática, incluso inexpresiva,  cuando esboza su forzada sonrisa en sus acercamientos cada vez más distantes a esa parte de la sociedad que todavía la vitorea en las calles en sus visitas institucionales.

Cuentos y más cuentos, sobre todo el cuento de vivir como reyes cuando la mayoría de los ciudadanos viven con muchas penurias que confrontan con un lujo que, aún siendo como algunos justifican  de un coste inferior a otras casas reales del mundo, sin embargo no deja de ser lujos y dispendios innecesarios para una corona que en boca de su máxima representación, el rey, quiere estar al servicio del pueblo llano. No estaría mal que empezasen a dar ejemplo

Vanity Fair: La reina de España es la mejor vestida de las reinas del mundo
 

2 COMENTARIOS

  1. Lo que más me gusta de los artículos de opinión es la lectura entre líneas tan particular que podemos hacer los lectores. Y mi lectura es que está Ud muy mal informada del papel que desempeña la Casa del Rey y por tanto del trabajo que hacen sus inquilinos. Aquí sólo se recibe el intenso trabajo lector de la prensa de corazón, la antipatía por la prensa blanca y su abrazo ciego a la prensa amarilla de quién es copia aquello de posicionarse Ud con los españoles que no llegan a fin de mes y estoy convencida de que ese no es su caso pese a que no contemple más panorama en el Estado que el de la gente que vive en la Casa del Rey y los mileuristas.
    Mire Ud, yo soy ama de casa nonpor mi gusto, vivimos de un solo sueldo, no he pasado la Universidad por falta de becas pero soy capaz de meter en mi cabeza dos ideas son que sea un drama Nacional; una, que la figura de la monarquía no me gusta pero reconozco y conozco el alcance de su trabajo, y dos, que lejos de llevar una vida de cuento es un cuento querer vivir sus vidas a sabiendas de que viven con una diana apuntando en sus cabezas cada día de su existencia, razón por la cual, ni me planteo enfadarme un segundo por qué la Reina Letizia proteja a sus hijas en días dónde, persona como Usted le complican aún más la existencia con la publicación de artículos tan carentes de criterio que sólo pueden dibujar la parte estética más visible de algo que, es evidente, desconoce profundamente.
    Créame, estar en desacuerdo con la figura de la monarquía y respetarla, es posible. Le invito a que indague un poco más sobre el papel de Don Felipe en la actualidad. Noble vendría nada mal y se libraría de una gran carhñga de la enquina que nos hace más profundas las patas de gallo y más antipático el genio.
    Su opinión, por la mía.
    Un saludo.

    • Creo que con mi nombre ya se puede adivinar lo que voy a decir, pero no lo digo, María José, con inquina, ni con ningún sentimiento de animadversión, sino por convencimiento. Estoy plenamente de acuerdo con la autora del artículo, resaltando dos cuestiones importantes.
      La primera que la monarquía esta obsoleta y constituye un gasto innecesario, pero sobre todo porque no tiene sentido que la jefatura del estado que podría asumir el presidente del gobierno de turno, lo cual ahorraría dinero a las arcas pública, se otorgue por herencia y no por elección de los ciudadanos.
      La segunda porque dado que las hijas de los reyes tienen unos derechos, también tienen el deber de ser transparentes, como dice la autora del artículo, y no ocultarse a la prensa, para eso además estas niñas cobran un gran sueldazo.
      Además no pienso que la autora este faltando el respeto a nadie, simplemente expone una cuestión que es cierta.
      Amiga ama de casa, con todo el respeto, leer no viene mal, así usted no diría enquina sino inquina… pero como siempre he dicho la cultura de un pueblo define como son sus representantes… o lo que es lo mismo, cada uno tiene lo que se merece.

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