UN BARÓMETRO.. Y UN PAÍS QUE NO ACLARA NADA

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FUENTE Barómetro mayo 2018, CIS.
El barómetro del  Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) reciéntemente publicado dan como ganador en el hipotético caso de celebrarse al dia de  hoy elecciones generales,  de nuevo,  al Sr. M Rajoy, pero, en este caso, seguido por C´s, ascendiendo de su puesto cuarto que ahora ocupa Unidos Podemos, por detrás del PSOE, que pasa del segundo a tercer puesto.

Por supuesto, afirmar que esta nueva clasificación de los partidos en intención de voto no vaya a modificarse a dos años vista en que se celebrarán las siguientes elecciones generales, sería una osadía,  debido al vértigo al que se mueve la vida política en nuestro país, por lo que es difícil predecir lo que va a pasar mañana, cuanto más con el tiempo que falta, y, por otra parte, porque no es la primera vez que los barómetros publican una cosa y en la realidad sucede otra.

Pero, como se trata de valorar unos datos objetivos resultante de unas encuestas, aunque siempre nos podemos cuestionar su resultado dependiendo del lugar y a las personas que participan en la misma; la primera lectura, en la que creo coincidirán muchas personas, es presgunarnos ¿cómo puede volver a ganar el PP después de los numerosos casos de corrupción que les salpican, entre otros muchos problemas sin solucionar?.

Son muchas las valoraciones que pueden hacerse para justificar la repetida victoria del citado  partido, aunque quizá la que más peso tenga entre sus votantes habituales para ser fiel a su voto, es la relativa al hecho de la gestión que se ha hecho y sigue haciendo del tema de Cataluña; no porque lo esté haciendo bien, sino porque supone una defensa a ultranza de la unidad de España, aunque sea a palos. En lo demás asuntos, nada es digno de una valoración positiva, ni siquiera la hipotética recuperación económica, que algunos de sus votantes, quizá la vean por su elevado estatus social, pero que la gente de “a pie” ni fu ni fa; es más, cada día soportamos una mayor presión fiscal y un mayor sacrificio de los derechos que nos corresponden, entre ellos algunos  fundamentales que los poderes públicas tienen que garantizar  así como promover las condiciones para su efectivo cumplimiento.

La segunda valoración del barómetro en cuestión, es el ascenso del partido de Albert Rivera, quizá por las mismas razones, la unidad de España, sea como sea.

Y, por último, el mayor fracaso de la izquierda, incapaces de aunar fuerzas para hacerse con el poder, como única vía, al menos la esperada, para empezar a solucionar los problemas de índole social y asistencial cada día más acrecentados. Fracaso, también, como proyecto de un futuro para lograr un Estado de un mayor bienestar social que el que tenemos ahora, fruto de una política neoliberal que ha liderado el PP seguidos de sus incondicionales de C´s, a pesar del paripé de su duro control al gobierno. Son más de lo mismo, a pesar de su pretendida imagen de centro.

Además, la escasa fuerza del PSOE que, si bien, ha parecido haber solucionado sus crisis internas con la reelección de Pedro Sánchez como Secretario General del partido; es innegable que a pesar de su victoria la familia socialista sigue fragmentada, fracturada más bien, conservando un alto peso específico sus históricos ex gobernantes y militantes de oro del partido, cada vez más próximos al capital por la vida que llevan.

En cuanto a Podemos, quizá debería replantearse que, a pesar de que Irene Montero haya querido de buena fe equilibrar los resultados de la encuesta al dar su visión del asunto, habiendo sido su línea argumental que, debido a la lejanía de las próximas elecciones, cualquiera de los cuatro partidos pueden ser aptos para ganar.

Sin embargo, la valoración del barómetro debe hacerse en el momento actual, siendo evidente que  esta fuerza política pasa a ocupar el último puesto, por lo que, lo lógico sería plantearse los motivos. Quizá, porque, siguiendo con el razonamiento inicial de la fuerza del problema catalán en el barómetro del CIS, su tibieza al respecto es la evidente ante una división entre sus propias bases. Eso sin entrar a valor otras cuestiones de índole doméstica de este partido, como la escasa transparencia de sus votaciones internas, las famosas lista plancha que llevaron a Pablo Iglesias a liderar el partido, posicionamientos ideológicos contrapuestos entre sus propios seguidores que, podría ir desde una izquierda radical antisistema a una izquierda más moderada; quizá lo que exigen aquellos ciudadanos que dudan en empeñar su voto por esta fuerza política.

“…siendo evidente que  esta fuerza política pasa a ocupar el último puesto, por lo que, lo lógico, sería plantearse los motivos. Quizá, porque, siguiendo con el razonamiento inicial de la fuerza del problema catalán en el barómetro del CIS, su tibieza al respecto…”


En definitiva, aunque a este país -o mejor dicho a sus ciudadanos- se le den migajas para comer, anteponen un sentido patrio -por cierto bastante casposo en ambas partes en contienda-; a las necesidades mínimas que la sociedad parece demandar como contraposición a una política donde lo que prima es las pasta y no la cesta de la comida, ni la sanidad, ni la educación, ni la limpieza de las instituciones de corruptos, ni el derecho a una vivienda digna,  el derecho al trabajo, así como a unas pensiones suficientes para que nuestros mayores puedan vivir sin empeñarse,… y un largo etcétera. Parece primar el quijotismo, anteponiendo la unidad de España a ciertos derechos fundamentales, aunque sea mediante el uso de las más dura represión de unas fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, manejados políticamente, antes su incapacidad negociadora.

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