POLÍTICA Y MANIPULACIÓN PARTIDISTA

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Los votantes, seguidores, simpatizantes o como quiera denominarse a todos aquellos que defiende a capa y espada -perdón por el símil en estos tiempos de antitaurismo-  una determinada tendencia política, normalmente suelen mostrar la intolerancia a cualquier otro tipo de opinión contraria, intolerancia que suele ir acompañada de insultos a quien no piensa igual, con dos calificaciones contrarias dependiendo de donde vengan. Así, si la calificación viene de la derecha es de llamar rojos de mierda a quien opina lo contrario, aunque peor es cuando viene de la izquierda dado que a quien se  opone a su ideario político suelen, aún siendo más demócratas que ellos, ser tachados de casposos fascista. 

Ambos posicionamientos, aunque deberían ser totalmente respetados por un verdadero demócrata como manifestación de la libertad de expresión, en la realidad no es así, empezando por los propios lideres políticos que suelen descalificar la opción política contraria, no con argumentos fundados en un normal razonamiento político sino con ataques personales o de crítica a actuaciones que ellos mismos han protagonizado en un pasado próximo o lejano; de tal manera que tomando como ejemplo la corrupción política resulta patético oír a un político de derechas criticar la corrupción de la izquierda o viceversa, sobre todo cuando los partidos que lo hacen, PP y el PSOE,  han protagonizado casos graves de corrupción a todos los niveles institucionales.

Es cierto que la actitud de cualquier ser humano irracional es ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio, manifestando con ello una total falta de humildad y, lo que es peor, un arrepentimiento sincero que permita a los ciudadanos creer en sus representantes, al menos su voluntad sincera de cambio.

Pero, esta crítica de los contrarios no es sólo  un mal endémico de la clase política y de sus seguidores, sino que además se le une otro defecto quizá más grave, sobre todo de esos votantes, simpatizantes o seguidores de un determinado partido político, quienes guiados por informaciones manipuladas o falsas de su partido se pronuncian sobre ellas como una “verdad absoluta”, cuando las verdades casi siempre son relativas o por lo menos contrastables con la del interlocutor.

 

“…esta crítica de los contrarios no es sólo es un mal endémico de la clase política y de sus seguidores, sino que además se le une otro defecto (…) guiados por informaciones manipuladas o falsas de su partido se pronuncian sobre ellas como una “verdad absoluta”

Hablar de verdades manipuladas no es una afirmación gratuita o como dicen algunos el uso de la técnica del ventilador que lo único que persigue es dispersar la porquería propia de algunos partidos al resto. No se trata de ninguna técnica de descrédito generalizada y mucho menos personal, sino de demostrar que la manipulación informativa existe máxime en el mundo de la política donde se recurre con frecuencia a idearios políticos que en la práctica no se llevan a cabo, como una técnica de marketing bien estudiada y mejor programada para influir en sus votantes o para atraer a los votantes indecisos, siendo estos últimos los que normalmente hacen que en los comicios electorales la balanza se incline hacia uno y otro lado.

De esta manera, se suele recurrir a conceptos o argumentos globales de los idearios políticos que afectan a la fibra más sensible de los ciudadanos, tales como patriotismo, unidad territorial, autodeterminación, desempleo, liberalismo económico, socialismo…,  entre otros, siempre desde un enfoque de la mejora de los problemas económicos y sociales que afectan a la sociedad, manipulando cifras ya de por sí manipuladas por quienes gobiernan con el único fin de traer el agua a su molino; además, de utilizar temas de candente actualidad con argumentos falaces buscando siempre la confrontación social con el objeto de que los ciudadanos se vean obligados a adoptar como propio un determinado posicionamiento político. Argumentos que no dudan en cambiar a la vuelta de la esquina cuando se comprueba que no tienen el alcance social esperado. Todo ello en connivencia con determinados medios informativos afines.

“… Además, de utilizar temas de candente actualidad con argumentos falaces buscando siempre la confrontación social con el objeto de que los ciudadanos se vean obligado s a adoptar como propio un determinado posicionamiento político”-

Son muchos los ejemplos reales que se pueden citar, como la aparente apertura del Partido Popular hacia unas primarias que están lejos de ser una elección directa de los candidatos, utilizando la figura de los compromisarios políticos, o la aprobación de un código ético para combatir su corrupción interna que por otra lado justifican como actuaciones aisladas.

Dentro del PSOE podríamos citar la recién prometida bajada de impuestos, cuando en realidad la presión fiscal sigue recayendo de forma insoportable sobre las rentas más bajas, con un ausencia de una equidad distributiva de impuestos de manera que los que más renta tengan paguen más al fisco o al menos en proporción directa a los anteriores.

Dejando aparte estos dos partidos que han sobrevivido al régimen del 78, también dentro de los nuevos partidos puede hablarse de la manipulación informativa a la que nos estamos refiriendo. Así, en el caso de PODEMOS, se hablaba de un empoderamiento de los ciudadanos que de manera fugaz pusieron en marcha a través de las asambleas ciudadanas para cuajar en la población, intentando poner de manifiesto una estructura organizativa horizontal que luego ha desembocado en una estructura vertical con un sacrosanto Secretario General y un Consejo Ciudadano elegido por medio de listas plancha patrocinadas por aquel, muy lejos de las listas abiertas que tanto han pregonado, utilizando una plataforma en la que puede votar hasta le perro del vecino; además de una falta de transparencia en un portal donde sus ingresos y gastos no aparecen justificados de forma detallada,  lo que conlleva su dudosa procedencia en cuanto a la financiación del partido se refiere.

Finalmente, volviendo a la derecha, por mucho que quieran dar la imagen de centro, C´s, quien quiere mostrar su honestidad fue intervenido por el Tribunal de Cuentas respecto a determinados gastos electorales manipulados y sin justificar en las primera elecciones autonómica en Cataluña en que participaron, igual que la falta de transparencia de sus cuentas como el resto de partidos, con un Albert Rivera que actúa de modo táctico y partidista, ajeno a los principios liberales que dice defender.

En definitiva, existe manipulación informativa de todos los partidos, lo que debería llevar a algunos de sus fanáticos seguidores a ser un poco más humildes y racionales en la defensa de sus posicionamientos políticos, porque, como dice el refrán, “por la boca muere el pez”.

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