LA OSADÍA DE LOS IGNORANTES

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Como dijo Sócrates, la verdadera sabiduría esta en reconocer la propia ignorancia.

 

En todo este lío de Cataluña se echa la culpa a cualquiera que no sea afín a nuestras ideologías, aunque es evidente, y ya lo he dicho en otras ocasiones que los principales culpables son Puigdemont y Rajoy, sin embargo por encima de estos dos personajes, por llamarlos de alguna manera, hay otra causa fundamental de esta aberración jurídica y política a la que se ha llegado con la declaración unilateral de independencia, tanto por quienes la han declarado como por quienes la están combatiendo sin haber agotado previamente la vía del diálogo y la negociación política; dicha causa es la ignorancia.

Aquí todo el mundo opina, pero la opinión, aunque es libre, sin embargo no es gratuita, porque si la opinión no tiene fundamento suficiente y sólo se apoya en lo que creemos justo puede llevarnos cuanto menos a una confrontación de la que puede que no salgamos bien parados o que lleguemos a un diálogo de besugos, y es que lo justo no siempre es legal. Justicia y legalidad no siempre van de la mano, pongamos como ejemplo la pena de muerte que, aunque legal en algunos Estados de USA no deja de ser un atentando contra el bien más supremo de la persona como es la vida aunque lo decida un Juez y por lo tanto injusta, aunque muchos estén a favor de ella por aquello de “ojo por ojo y diente por diente”, para todo hay. Pues lo mismo sucede con el tema de Cataluña, pero al contrario, es decir, aunque pueda parecer justo el deseo de autodeterminación sin embargo no es legal mientras no se cambien las reglas del juego plasmada en el texto constitucional, el único que tenemos y hemos aceptado durante casi cuarenta años.

“Aquí todo el mundo opina, pero la opinión, aunque es libre, sin embargo no es gratuita, porque si la opinión no tiene fundamento suficiente y sólo se apoya en lo que creemos justo puede llevarnos cuanto menos a una confrontación de la que puede que no salgamos bien parados o que lleguemos a un diálogo de besugos,”


Es por ello que uno de los requisitos que debería pedirse a los políticos en caso de no tener la suficiente formación jurídica es que una vez hayan sido elegidos y antes de ser nombrados para el cargo que hiciesen como en cualquier empresa un cursillo rápido de Derecho Político y Constitucional, así algunos nos evitaríamos la vergüenza ajena de tener que oír las sandeces que, normalmente, algunos de ellos, llevados por no se qué “ideologías” o “creencias” dicen, sobre todo cuando están delante de una cámara de TV o un micrófono y se sienten agredidos por la pregunta del entrevistador o por un interlocutor que, con un poco más de fundamento y preparación que ellos, le rebate algún tema.

Algunos considerarán que lo que acabo de decir es un ataque a la verdadera esencia de la democracia, porque atenta contra el sistema de elección y el  derecho a ostentar un cargo público, como manifestación de la soberanía del pueblo en la que se basa este sistema político, además del de controlar a nuestro gobernantes, pudiéndose entender la exigencia de dicho requisito como una traba al derecho pasivo al sufragio universal, libre, libre, igual, directo y secreto; sin embargo pienso que es legítimo exigir que nuestros representantes estén, al menos, preparados para el cargo que ostentan por las responsabilidades que de ello se deriva; y no que cualquier español, aun siendo un tonto de baba, pueda acceder a un cargo político sin saber a duras penas donde tiene la mano derecha o la izquierda, aunque algunos piensen que para suplir esta falta de formación de los cargos públicos para eso están los asesores, más de veinte mil según las últimas cifras oficiales, con lo que ello comporta para el gasto público; además de quedar comprometida en cierto modo su objetividad por aquello de que no muerdas la mano de quien te da de comer, convirtiéndose, por lo tanto, en una objetividad acomodaticia a los intereses políticos.

Pues bien, esta falta de formación o pseudo información de Wikipedia hace que me revuelva hacia esa series de personas que, al igual que los políticos que veneran y aplauden como sus líderes que, a pesar de su ignorancia tienen la des-facha-tez  de querer imponernos o vendernos sus razonamientos como los únicos válidos y verdaderos, sin tener pajolera idea de que hablan, mezclando conceptos políticos y jurídicos a su antojo, cogiendo de aquí y de allá ideas de algún que otro entendidillo del tema. Hago notar que secciono la palabra “desfachatez” porque considerándose de izquierdas y republicanos algunos de estos iluminados, la imposición  pretendida de sus ideas hace que se demonice a todo aquel que no opina de la misma manera que ellos, mediante un fascismo de izquierdas que recuerdan la Rusia de Stalin.

Un ejemplo de esta supina ignorancia es la mala publicidad que algunos tratan de dar al artículo 155 de la Constitución Española. Por cierto, un artículo que todos debíamos conocer para poder hablar con fundamento, y que habiendo estado siempre en el texto constitucional, solamente se ha cuestionado ahora porque viene en contra de quienes quieren hacer de su capa un sallo, saltándose todo por la torera y, continuando con su ignorancia, obviando en su argumentación la Constitución de Estados federales de nuestro entorno que incluyen en sus articulados preceptos similares al nuestro cuando se pone en peligro el sistema democrático y constitucional del Estado central, a modo de precepto punitivo y de garantía de la propia Constitución y del sistema democrática que ésta ampara.

No quiero decir con ello que esté a favor de su aplicación sin previamente utilizar o agotar otras vías como la política por una y otra parte, como he dejado en otras ocasiones al hablar de este tema; pero, cuando falla esta vía y el caos empieza a abrirse camino por haber actuado en contra del Estado de Derecho todo sistema democrático que se precie debe disponer de los resortes adecuados para combatir a los sediciosos.

Como ha indicado mi compañero y amigo Rafael López Villar en su último artículo sobre los tiempos que nos esperan tras la aplicación del artículo 155 de la Constitución y la convocatoria y celebración de elecciones autonómicas el próximo 21 de diciembre; estas medidas no resuelven de todo el problema, abriéndose un tiempo de huracanes y tempestades para una reforma del texto constitucional que permita abordar con seriedad y deseo de dar una salida a la pretensiones de independencia de algunas de los Comunidades Autónomas, como puede ser, entre otras soluciones la constitución de un Estado Federal, donde los diferentes territorios tengan más audeterminación en la gestión de sus intereses. Pero, por favor, no traten de venderme la moto y de mezclar churras con merinas, para justificar no se que deseo de ruptura radical y a cualquier precio, incluso aunque lo sea en contra de los intereses económicos de sus futuros ciudadanos y de sus empresas.

Espero que, evidenciando a los ignorantes políticos y sus acólitos y algunos fanáticos seguidores, tras el varapalo dado por la propia Unión Europea de no reconocer la autodeclarada República Catalana, se imponga la razón para todos los que deben intervenir en la solución del problema y que Pedro Sánchez imponga al presidente su compromiso de iniciar un proceso de reforma constitucional, en la que espero que todos los partidos de izquierda demuestre su sentido de Estado y se impliquen en el mismo porque de ello depende nuestro futuro.

Si algo bueno se puede atribuir a este esperpéntico “procés” es que, se hace patente la necesidad de una urgente reforma de la Constitución, adaptada a los nuevos tiempos. Tal vez haya llegado el momento de decirles a esos dos grandes partidos que han gobernado en alternancia España, que se reforme la Constitución en la profundidad que sea preciso para no seguir con rodeos de palabras o circunloquios para no expresar con claridad lo que se quiere conseguir. No como sucesores los sucesores del franquismo que hicieron la que tenemos ahora, sino como auténticos demócratas con el deseo de crear un nuevo Estado donde se consolide lo bueno que hemos conseguido hasta ahora, y  buscando soluciones a los nuevos retos, necesidades y problemas que se plantean en este momento para permitir que nuestro futuro sea mejor que el panorama que nos han dejado tras su ineptitud a los mandos del poder.

 
 
 

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