LA PETULANCIA IDEOLÓGICA

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Que tenga que soportar que me llamen fascista o que a este medio se le atribuya el mismo adjetivo dice bastante de ciertos señores y señoras, por llamarlos de alguna manera, que vayan presumiendo de ser de izquierdas y tolerantes, cuando lo que llevan dentro es mucho veneno, en algunos casos por la frustración de no haber alcanzado dentro de los partidos políticos u organizaciones a las que pertenecen o dicen pertenecer y defender, los puestos que creen merecer,  en otros por el fanatismo de ideologías trasnochadas y también para trepar en determinados cargos públicos de carácter político.

Quienes me atribuyen tan lindo calificativo me importan más bien poco o nada, porque ellos mismos se descalifican cuando tal insulto lo hacen sin ningún tipo de fundamento, aunque ya estaban descalificados desde el momento que se ponen las medallas de esas ideologías que lo único que persiguen es radicalizar la vida política de este país, una vida de por sí bastante mal oliente desde hace cuarenta años, pero de un hedor insoportable en los últimos años, tanto a un lado como al otro del mapa político a lo largo y ancho de este país cada vez más ultrajado y humillado.

Pero, sin embargo, si me importa que la descalificación sea de este medio simplemente por plasmar aquello que ciertas personas piensan y escriben desde su más absoluta libertad, siempre desde una postura razonada y no simplemente desde el insulto y la descalificación.

Obviar estas personas el contenido plural de este medio que, como su propio nombre indica, pretende ser una plaza de encuentro de pensamientos, ideas, incluso de ideologías aunque pertenezcan al siglo pasado -unas y otras-, y de noticias, demuestra por una parte su enanez y raquitismo mental, y por otra parte la poca coherencia de lo que presumen ser: “demócratas”. Sí, demócratas de pacotilla. A ellos les digo que fascismo es descalificar a alguien porque no piensa lo mismo o defiende ideas contrarias.

 Demuestran su falta de intelectualidad, de formación, de ser incapaces de utilizar la dialéctica como forma de dialogar y discutir para descubrir la verdad mediante la exposición y confrontación de razonamientos y argumentaciones contrarios entre sí.

“Demuestran su falta de intelectualidad, de formación, de ser incapaces de utilizar la dialéctica como forma de dialogar y discutir para descubrir la verdad mediante la exposición y confrontación de razonamientos y argumentaciones contrarios entre sí.”


Son personas, que si no llevan la razón les puede su frustración, su ego inmaduro, creen saber de todo y, lo peor, sustentan sus razonamientos vagos en clichés ideológicos que repiten una y otra vez como un disco rayado, del que es incapaz de pensar por libre.

En este medio, independientemente de la ideología o pensamientos de sus colaboradores, no pretende y se esfuerza en no defender de ningún partido político y de ninguna ideología, porque la mejor defensa es la que cada uno puede hacer desde el ejemplo y el buen hacer, algo muy difícil de predicar de los partidos políticos existentes en este país, cuyo único argumento es el “tú más” y su principal trabajo es descalificar conductas que ellos mismos no dudan en practicar.

Ellos son los que hablan de libertad de expresión, utilizando la injuria y la calumnia sin ningún tipo de escrúpulos o reparos. Violentan desde su incontinencia verbal con una verborrea muy parecida a los charlatanes de feria, vendiendo humo de colores rojos, verdes morados, naranjas y azules, y otros de una mezcla chirriantes de patriotismos y separatismos cuya única causa es mantenerse en el poder y chupar de él, aunque para ello tenga que vender a su propia madre.

A ellos y ellas, casi les agradezco su petulancia ideológica porque con sus actitudes son ellos mismos los que se descalifican, pero tened al menos la valentía de hacerlo públicamente asumiendo vuestras propias palabras, le ofrezco para ello un espacio en este medio, si se atreven.

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