LA MEDITACIÓN III. EXPERIENCIAS Y REFLEXIONES

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MEDITACIÓN PUESTA DE SOL
MEDITACIÓN EXPERIENCIAS Y REFLEXIÓN

Considera la meditación como escalar una enorme montaña, es una cima tan alta que no podrás subirla de una sola sentada por lo que tendrás que ir estableciendo pequeños campamentos a lo largo del camino. Esos campamentos serán distintas etapas de tu experiencia, con el tiempo descubrirás que llegar a la cima no es tan importante como
subiendo montaña
el esfuerzo de subir una montaña

disfrutar del viaje pero, mientras tanto, verás cómo a medida que asciendes obtienes unas mejores vistas, tanto del lugar donde te encuentras como de lo que te queda por subir. En esta última parte abordaré algo de mi experiencia personal con la meditación así como una serie de reflexiones que, espero, puedan serte de ayuda a la hora de lanzarte a la práctica.
Vivimos en una época rica en estímulos, no es que eso sea intrínsecamente negativo pero acabamos atrapados en un ciclo sin fin, corriendo de una tarea a la siguiente hasta el punto de que el simple hecho de detenernos un momento y dedicar unos minutos a estar a solas con nosotros mismos nos asusta o nos parece que es “perder el tiempo”, como si el tiempo en algún momento hubiese sido una posesión nuestra. Al meditar buscamos romper ese ciclo, escucharnos sin ninguna intención y dejar que tu mente pueda sacar la basura dejando espacio libre para más vivencias.
Ciertas personas tienen una capacidad innata para disfrutar de esa experiencia mientras otras, habitualmente más activas, lo tienen más difícil. Sé de lo que hablo porque yo estaba en el segundo grupo, disfruto moviéndome y haciendo deporte y, hasta no hace mucho tiempo, sentía que un entrenamiento en donde no sudas o acababa absolutamente agotado era una pérdida de tiempo. La experiencia y las lesiones fueron atemperando esa actitud para descubrir que si rebajaba la presión, disfrutaba de la experiencia y escuchaba más a mí cuerpo lograba mis objetivos mucho más rápido. Sorprendentemente, si hablamos de la experiencia humana, el camino más corto entre dos puntos no siempre es la línea recta.
Sin embargo, es muy distinto saber lo que debes hacer y hacerlo. Comencé a practicar Yoga, adoraba la parte física pero la meditación se me seguía resistiendo, me enfrentaba a lo que llamamos los “bloqueos”. Estos bloqueos pueden expresarse de distintas maneras según cada persona pero los dos más habituales son el malestar y el aburrimiento.
El llamado “malestar” se expresa de muy distintas maneras pero lo más habitual es que te coloques en posición, intentes calmar tu mente y no ha pasado ni un minuto cuando empieza el dolor. Todo tu cuerpo se rebela, tus rodillas duelen, el estómago se revuelve o empieza a rugir como si hiciese una semana que no comes o sientes un dolor intenso en la espalda al punto que parece que te vas a partir por la mitad. Si lo piensas fríamente estás sencillamente sentado, ¿como es posible que sientas dolor? El dolor es un tema extremadamente complejo y que sobrepasa de largo el foco de esta entrada pero muchas veces, y este será posiblemente el caso, el dolor proviene de tu cabeza. Nuestra mente no está dispuesta a quedarse quieta y tener enfrentarse a si misma por lo que pone en marcha un mecanismo para hacer que te muevas.
El otro bloqueo habitual es el “aburrimiento”, comienzas a meditar y estás haciendo una lista de todo lo que tienes que hacer cuando acabes, de lo que te ha ocurrido en el trabajo esta mañana, o cualquier otra preocupación que ronde tu cabeza en ese momento. Esta es otra forma que tiene tu mente de evitar la meditación, en lugar de hacer que pares te distrae y sigue funcionando en el futuro o en el pasado, no en el presente.
¿Como superar esos bloqueos? No hay una respuesta sencilla porque es tu camino personal y cada experiencia será distinta. En el caso de las sensaciones descritas antes debes enfrentarte a ellas y lograr observar esas sensaciones y los sentimientos que surjan de una manera neutral, sin identificarte con ellos. Eventualmente esas sensaciones desaparecen y podrás comenzar a tener experiencias meditativas más placenteras*.
Ese es el camino que hay que recorrer ,esa montaña a escalar de la que hablaba al principio, a medida que superas unos bloqueos surgen otros y poco a poco, paso a paso, podrás ir conquistando esa cima. No es un viaje sencillo pero realmente merece la pena. Aunque a veces parezca difícil… ¡Disfrútalo!
* Utiliza el sentido común, obviamente si sientes dolor y este persiste después de acabar la meditación o es preocupantemente intenso debes consultar con un profesional de la salud para descartar cualquier problema.

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