LA HORA DEL CAMBIO

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Cuando a pesar de dar vueltas a las cosas, lo único que obtienes es un mareo de campeonato, eso si contar el hastío de quien valorando todas las opciones siempre llega a la misma conclusión;

salvo el desahogo que, cuando compartiendo las ideas, supone el denunciar a aquel de quien se espera un comportamiento diferente. Pero he ahí el quid de la cuestión, la confianza en que las cosas pueden ser diferentes, y quien te ha decepcionado una y otra vez puede cambiar.

Cuenta ingenuidad, un deseo de cambio que nunca se producirá, ni siquiera cuando a las ranas le salgan pelo, porque para que el mundo cambie algo grande tiene que pasar, así como el deseo colectivo de que ese cambio es necesario.

Tras grandes revoluciones han surgido cambios en el mundo, no cabe la menor duda, ahí tenemos la Revolución Francesa o la Revolución Industrial, entre otras, aunque ninguna de ellas fue repentina; décadas antes ya se estuvo formando el germen social y económico que dará paso a la gran revolución.

Resulta, pues, imprescindible el deseo colectivo para que el cambio se produzca, y la valentía de alguien que encienda la mecha que provoque un punto de inflexión en que la vuelta atrás no es una opción admisible. Sin embargo, en España, no existe ni lo uno ni lo otro, eso sí, indignación a raudales. Pero, sólo cuando la indignación se transforma en lucha es la única salida válida, sin quejas, sin perder el Norte; en vez de una indignación pusilánime.

Sobran quejas, sobran actitudes que lo único que buscan es la confrontación entre los mismos ciudadanos, aquellos que son las únicas víctimas de una gestión política de un partido que se acerca más a una organización criminal que continuamente nos está saqueando, no sólo nuestro dinero, sino también nuestros derechos.

“Resulta, pues, imprescindible el deseo colectivo para el cambio se produzca, y la valentía de alguien que encienda la mecha que provoque un punto de inflexión en que la vuelta atrás no es una opción admisible.”
Despierta Ya

Algunos dicen que el germen del cambio ya se ha inoculado dentro de nuestro país, consecuencia del revulsivo que supuso el 15M tras el saqueo de derechos por una crisis de la que solamente son responsables los bancos, fundamentalmente las Cajas de Ahorro, y quienes han obstentado el poder. Prueba fundamental de esta afirmación es el hecho de que la hegemonía de los partidos que siempre han gobernado ha desaparecido, con un resultado en las últimas elecciones generales que han dado lugar un parlamento multicolor, debido a la aparición en escena de nuevos partidos.

Ahora bien, el germen no es suficiente. Es necesario una madurez política y, sobre todo democrática, de la que España y sus ciudadanos mayoritariamente carecen, puesto que seguimos anclados a un pasado aún sin resolver, y a un presente donde muchos todavía temen ese cambio por la política del miedo que quienes gobiernan y han gobernado ponen en práctica para conservar sus privilegios, vigilando a los otros, cuando los que tienen que ser sometidos a un control férreo son ellos por la inmundicia que hay en sus filas.

Pero esto es España, ¿de qué nos sorprendemos…?. Habrá que esperar a que a las ranas de salgan pelo.

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