UNA HISTORIA INTERMINABLE

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Todavía recuerdo aquellas tiendas de campaña en la Puerta del Sol de Madrid. Jóvenes y no tan jóvenes, gente con rastas y sin ellas, peinados a lo bob, con flequillo, ralla al medio, mal vestidos y mejor vestidos, hombres, mujeres, jóvenes, adolescentes, incluso ancianos, pedían un cambio político, un cambio de sistema, una política ética, unos servicios públicos gratuitos y de calidad.

Fue un 15 de mayo de 2011, cuando la crisis económica, consecuencia de la estafa de unos gobiernos derrochadores y corruptos, demostró, una vez más, que el sistema capitalista basado en la oferta y en la demanda, sólo sirve para que los ricos sean más ricos y los pobres más pobres, máxime cuando el neoliberalismo voraz existente  provocó que la banca se convirtiese en el motor principal de una economía basada en créditos inmobiliarios donde el ladrillo se sobrevaloró a precios de oro, hasta que la burbuja inmobiliaria estalló, llevándose por delante, precisamente, a los más humildes, que fueron expulsados de sus viviendas por no poder pagar a los ladrones que les prestaron el dinero cuando sobraba; eso sí, a sus directivos nunca les faltaron sus asignaciones y sueldos millonarios, incluso cuando fueron rescatados con el dinero de todos los españoles.

Han pasado siete años y todo sigue prácticamente igual. Ellos, el gobierno, asegura que la economía se recupera, pero nosotros, los de abajo no lo notamos. Es más todavía algunos siguen padeciendo las secuelas de esa pésima gestión económica que  gobiernos del PP y del PSOE, presentaban a la ciudadanía como un estado de bienestar, y que si lo fue, no nos ha salido gratis, es más, el derroche del dinero público por doquier en mega obras y servicios públicos innecesarios, en la mayoría de los casos, seguiremos pagando durante décadas.

“el gobierno, asegura que la economía se recupera, pero nosotros, los de abajo no lo notamos. Es más todavía algunos siguen padeciendo las secuelas de esa pésima gestión económica que  gobiernos del PP y del PSOE”


Mejor dicho, las cosas no siguen igual que los primeros años siguientes a la gran crisis, sino todavía peor por el recorte económico iniciado por Zapatero y continuado por Rajoy, previa modificación de la propia Constitución, esa misma que preconiza el bienestar de los ciudadanos, y que ha provocado que servicios públicos esenciales como la sanidad, la educación, asistencia a dependientes, entre otros, cada vez se encuentren más deteriorados por falta de inversión pública, no por falta de dinero, sino por el deseo de privatización cuyas concesiones, ha quedado demostrado en muchos casos, se hacen a favor de los mismos, sus amigos.

El empleo solamente se recupera coyunturalmente y sólo en determinados sectores de servicios, como el turístico en época estival, y el que resta las altas cifras de desempleo lo es en precario, con salarios en su mayoría sin alcanzar aquellos mil euros de épocas pasadas, que más quisiéramos para hoy, en condiciones de explotación laboral con horas que superan las máximas legalmente permitidas; cuando lo que se necesita es la creación de empleo estable y mejor remunerado para una auténtica recuperación económica. Y, como no puede ser de otra manera, “a mar revuelto, ganancia de pescadores”, que sería admisible siempre que la pesca se hiciese de acuerdo a la legalidad y no con malas artes, como muchos empresarios que para salvar su patrimonio y capital no han dudado en aprobar a diestro y sinestro ERE´s, para reducir sus plantillas mediante el despido de personal a bajo precio.

Malas artes que, hasta los propios políticos no dudan en poner en marcha, para garantizarse un futuro prospero, aquel que nunca tendremos los ciudadanos de a píe, metiendo la mano y sacándola de allí donde se encuentra el dinero de esos impuestos, cada vez más altos, que pagamos algunos ciudadanos, los honrados y más pobres porque los ricos se lo llevan a paraísos fiches; llevando la corrupción a límites sin precedentes, superando, incluso, aquella época en los que los socialistas convirtieron el país en una cueva de ladrones, la misma que la de ahora pero con más ladrones.

Sin lugar a dudas, estamos ante un panorama, que nos muestra un Estado cada vez más debilitado, sin visos de que mejore. Es más, con un alto riesgo de fragmentación por un sistema de financiación de las autonomías que ha puesto de manifiesto que la organización territorial del país no funciona, como está sucediendo en Cataluña, y que, en vez de afrontar de manera madura y equilibrada, mediante el dialogo,  el gobierno estatal y sus aliados (PSOE y Ciudadanos) tratan de solventar con un patriotismo de imposición, convirtiéndolo en un contencioso histórico con el nombre de independencia

Mientras tanto el pueblo duerme, y aquellos partidos surgidos de la lucha del 15M, carecen de fuerza suficiente, no porque el espíritu de aquel movimiento  haya desaparecido o esté desapareciendo, que también; sino porque sus líderes los han convertido en un partido más, donde la voz de la militancia antes expresada en plazas públicas, importa más bien poco, por no decir nada. Habiéndose puesto a alguno contra la pared, como a Podemos, con amenaza de ser disuelto por el ministerio de Interior, sino adapta sus estatus a la Ley de Partidos Políticos. Lo cual no deja de ser curioso si tenemos en cuenta que el partido del gobierno se encuentra más próximo a ser considerado por su falta de ética política en una organización criminal que en un partido, al haber sido el único partido en la historia de la  democracia, imputado o investigado por causa de corrupción.

¿Dónde están aquellos que llenaban las plazas?, ¿será que se han convertido en políticos profesionales, en algunos casos medrando de la política, o será que han depositado en esos partidos políticos de la nueva izquierda la lucha contra la injusticia social?. La respuesta es difícil, y la solución lo es aún más, salvo que el sistema cambiase de raíz, o al menos la lucha social continúe, exigiendo los cambios necesarios para que el pueblo recupere su ilusión, y lo que es más apremiante, su dignidad robada por políticos mediocres y corruptos.

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