HACIA UNA CIBORGANTROPLOGÍA ECONÓMICA

0
64

 

 
En pleno siglo XXI, el proceso abierto de constante evolución hacia la facilitación del trabajo, hace posible un desarrollo tecnológico sin precedentes en la historia de la humanidad. Ante este avance imparable de las nuevas tecnologías basadas en la inteligencia artificial, se vislumbra un panorama nada organizado de no diseñarse modelos de producción y sistemas de gestión fiscal acordes con lo que se nos avecina.

No obstante, toda nueva incorporación al ya basto ecosistema de herramientas virtuales, provoca cambios, no sólo en el modelo económico, sino también en todo aquel usuario de estas mismas tecnologías. Cambios a tres niveles: Cognitivos, emocionales y  relacionales.

Parece obvio suponer que el sistema de comunicación que el usuario establece con su computadora, bien gestionando su empresa, su agenda de amistades o sus viajes, provoca un nuevo tipo de relación que llamaremos mejor conexión entre quien lo usa y la máquina. Esa conexión es la que hace posible que el usuario cree nuevas realidades virtuales que influirán en la construcción de aquellas otras realidades cotidianas lejos de su procesador.

“Parece obvio suponer que el sistema de comunicación que el usuario establece con su computadora, bien gestionando su empresa, su agenda de amistades o sus viajes, provoca un nuevo tipo de relación que llamaremos mejor conexión entre quien lo usa y la máquina”


Ineludiblemente, esto ocasiona cambios en su estructura cognitiva, los cuales dependerán del tipo y de la calidad de la conexión que el usuario entable con su mundo virtual ofrecido por las nuevas tecnologías. Si esas conexiones son positivas tendremos un usuario con una realidad cotidiana más rica, ya que dicha conexión será de tipo simbiótico. De no ser así, estaremos hablando de una conexión dependiente nada buena ni enriquecedora.


También parece claro que al existir cambios cognitivos también habrá cambios emocionales, en donde nuestros receptores sinápticos de serotonina se dispararán del mismo modo cuando usamos esa tecnología que cuando alguien nos da un abrazo, pongamos por ejemplo.

Por último los cambios relacionales se refieren al tipo de contacto que mantenemos con la máquina no es un acto de comunicación propiamente dicho, sino más bien de tipo conectivo. De esta forma tendemos a una sociedad más conectada, más cohesionado y mucho más global.

Todo ello, entendido a nivel individual, debe generalizarse a un plano más amplio, incluso salir del plano psicológico y abordar el plano económico. En este sentido un usuario que está gestionando su empresa a través de las nuevas tecnologías, estará creando nuevas realidades virtuales tan auténticas como las cotidianas, de igual modo que estará generando cambios en su sistema emocional y cognitivo y, por último, estará creando nuevas forma de conexión. Lo cual nos lleva a pensar que se precisan más estudios sobre estos cambios, para evitar se generen estados de dependencia.

Por último, los nuevos modelos económicos han de tener en cuenta que quien está detrás de la pantalla son personas con todo un bagaje comportamental y  de experiencias que condicionan su percepción de las cosas.

En resumen, podemos indicar que el nuevo usuario de las nuevas tecnologías actuales y, aquellas que están por llegar, bien podría ser un usuario ciborg el cual, no solo se relaciona con una máquina para gestionar su empresa o gestionar su ocio, sino que podrá tener implantes para que dicha conexión sea tan virtual como real de una forma más rápida y más segura, creando nuevas realidades y conexiones más complejas. Nos encontramos pues ante un nuevo tipo de usuario que deberá integrar sus nuevos esquemas cognitivos virtuales en aquellos que utiliza para crear su realidad cotidiana.

A este nuevo campo de estudio hoy virgen, bien podemos llamarle

CIBORGANTROPOLOGÍA ECONÓMICA.

©  Francisco Javier Martín Mauri.- Doctor en Psicología.

15, junio 2018

 

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí