ESPECIAL 26J: UN DEBATE A CUATRO ESPERPÉTICO

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Las ansias desmesuradas de poder de Pedro Sánchez y Albert Rivera les hicieron quedar como lo que son, unos insolentes nerviosos e inquisidores,

incapaces de convencer al electorado de sus propuestas, sólo de su excelente preparación para atacar al adversario a modo de portero de discoteca sin titulación; convirtiendo el debate a 4 en el auténtico circo al que nos tienen acostumbrados.

Por otra parte, las mentiras y el esfuerzo de Rajoy de quedar como el “salvapatrias” de una España que no la conoce ni dios y mucho menos los ciudadanos que hemos tenido que soportar estoicamente las consecuencias negativas de su gobierno. Eso sí, hemos de admitir que una sola verdad salió de su boca, y es que, por desgracia, sigue siendo el partido político más votado, posiblemente porque en este país la mayoría de los ciudadanos carecen de la dignidad suficiente volviendo a votar a los corruptos, o porque, quizá, tienen miedo a que el “status quo” pueda cambiar a peor en manos de los “perroflautas”, como denominan ellos a quienes por ser del pueblo quieren mejorar a las clases sociales más desfavorecidas.

También hemos de reconocer que Pablo Iglesias no tuvo, ni mucho menos, el cuajo suficiente como para repeler con la debida contundencia un ataque pactado entre el PSOE y Ciudadanos,  cuya burda unión en la primera parte de este sainete electoral lo único que demuestra es la cercanía de los mal llamados socialistas, y mucho menos obreros, a un partido cuyos postulados son los mismos que los del PP.

En definitiva, un debate cuyos protagonistas, sobre todo los situados a la derecha, entre los que incluyo al PSOE, nos mostraron algo a lo que ya nos tienen acostumbrados que, no es otra cosa, que el “tú más” cuando de lo que debería tratarse después de la experiencia de las elecciones del 20D sería buscar confluencias para poder gobernar este país; porque a estas alturas, lo único que pudiera  hacer cambiar el voto sería convencer al electorado que no es el propio, así como a los indecisos, que la política en este país se puede hacer de diferente manera, con mucha mayor transparencia, sin sinvergüenzas en las instituciones que hacen de la política su modus vivendi; lo que el Sr. Rajoy confunde con experiencia.

 

“Lo único que pudiera  hacer cambiar el voto sería convencer al electorado que no es el propio, así como a los indecisos, que la política en este país se puede hacer de diferente manera, con mucha mayor transparencia, sin sinvergüenzas en las instituciones que hacen de la política su modus vivendi; lo que el Sr. Rajoy confunde con experiencia.”

Sin lugar a dudas, sólo PODEMOS cumplió con su palabra de no atacar al contrario, sino lo estrictamente necesario para una paupérrima defensa. Ahora bien, más de lo mismo en un discurso que todavía a algunos nos deja la sombra de la duda de lo que son realmente. Tal vez es que algunos buscamos un cambio radical, una transparencia absoluta, y el poder del pueblo y para el pueblo, donde los referéndums sean el pan nuestro de cada día en la toma de decisiones que nos afecten más directamente a los ciudadanos o que lleven implícita una reforma constitucional, y más aún, donde la iniciativas legislativas populares sean una realidad y no sólo un espejismo democrático al que no se le hace ni puñetero caso por nuestros propios representantes y, por supuesto, unas elecciones donde se vote a la persona y no al partido, porque visto lo visto, el debate de ayer sólo puso de manifiesto que la vieja política es la que impera, en un tres a uno, con un acoso y derribo cuyos únicos argumentos fueron Venezuela y el populismo, aspecto este último que a todos les sobra por mucho que se vistan con traje y corbata, aunque alguno se la quitase ayer, posiblemente para dejar ver la flema en  sus carótidas a modo del pequeño dictador que se esconde tras su cara de niño bueno y que sólo convence a los que son como él.

 

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