EL ESCARNIO PÚBLICO DE MÁXIN

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Escarnio Maxín
Aunque a mi gestor no le guste lo que aquí digo -ya verán que no le dejo en buen lugar-, aunque luego no es tan malo, mi pareja dice que peor… , pero miren, ni ella ni yo tenemos pajolera idea de cómo hacer una declaración de la renta, así que, no se si es un lujo o una necesidad, pero igual que otros dice: “lo pondré en manos de mi abogado”, nosotras decimos: “lo tengo en manos de mi gestor”.

Pero, aterrizando,  mi gestor ha sido la segunda vez que me ha mentido en algún que otro lío con Hacienda. El peor me costó revisar todas mis declaraciones cinco años atrás desde una determinada fecha, ingresar una no muy despreciable cantidad de unos tres mil euros y pagar una multa fraccionada durante dos años, con recargo claro, que para una simple trabajadora fue un pellizco considerable por la importante merma de mi sueldo, cuando lo tenía.

Es mejor no entrar en más detalles,  no porque quiera ocultarles algo, no… no es mi intención. No lo hago porque no entiendo muy bien de tecnicismos legales y antes que meter la pata prefiero obviarlo…,  pero si les prometo que no hubo voluntad de engañar o defraudar…, sólo hice lo que me a consejo mi gestor. Repito, a costa de que me llamen pesada, “soy-una-auténtica-lerda- en-estos-menesteres“.

Qué…, ¿por qué les cuento estas intimidades?…, ¿será que me ha dado un cargo de conciencia y un revulsivo patológico contra corruptos y defrauadadores de la hacienda pública?. No, ni lo uno ni lo otro. Quizá algunos y/o algunas, ya desde el principio hayan visto cierto paralelismo con una reciente noticia cuyo efecto ha sido, dicen, haber tenido el ministro que menos tiempo ha ejercido su ministerio en nuestra democracia. Otros u otras, habrán pensado quizá en el cuñadito real o, en quién demonios de la amplia lista de políticos corruptos (de la derecha y de la izquierda)… y otros u otras, los más inteligentes, al menos, los más prácticos, se  hayan mantenido a la expectativa a ver con qué manido tema nos sale ahora ésta.

Como una no es una lumbreras, ni en temas fiscales ni en otros, pero sí práctica, que mejor que coger lo que aún hoy es noticia, y como me ha tocado la fibra, no se si la sensible o la de la mala leche, me he decantado por el tema de “Màxin Huerta”, al que le hubiese venido mejor el título: “el estigma del pasado”, y no el elegido  para llamar la atención y captar algún que otro lector o lectora. Lo que hay que hacer.

Volviendo a quienes me soporten en este menester de contar u opinar sobre algo, también los habrá que piensen que he ido preparando el terreno con la exposición de  hechos que preceden para  hacer una defensa del ex ministro de Educación, Cultura y Deporte del reciente gobierno del PSOE, que algunos y algunas tildaron el día de su constitución, y siguen tildando de sensacionalista y hasta casi populista. Pues sí, no se equivocan.

Los más intrépidos que ya tendrán una idea preconcebida del tema, con un juicio cuyo fallo ya conocemos, intentando continuar con su lucha política encarnizada contra el partido que les ha quitado el poder; argumentarán que no es lo mismo un caso de tanto poca monta -como el mío-, que el del ex ministro, refiriéndose a la cuantía, pues tan deleznable es quien defrauda hacienda por cien euros, por eso que -utilizando la misma campaña que la Agencia Tributaria-: “hacienda somos todos”, que gran falacia; que el que defrauda millones de euros. Pero, no podemos olvidarnos de un aspecto muy importante, que va más allá de la intencionalidad, aunque también lo es.

Este aspecto no es otra que la respuesta, si la hay, al interrogante: ¿hasta cuando una persona tiene que seguir respondiendo de sus errores?. Y, volviéndome a intentar ponerme en el pellejo, con perdón, de quien me lea; los o las habrá de todo, como en botica. Quienes piensen que, en el caso de un ministrable siempre, y otros y otras que, frente a la sociedad, desde el momento que cumple la pena impuesta por su conducta, ya debe dejar de estar señalado socialmente, no sólo porque señalar está muy mal visto, sino porque, “quién esta libre de pecado que tire la primera piedra“.

Además, los juicios públicos sociales no suelen terminar muy bien para el reo, siempre hay exaltados que piden la cabeza antes de ser condenados a la pena de muerte… Les pido que hagan un examen de conciencia y me respondan sino tengo razón. Cuántas veces habremos condenado en público y/o en privado a quien se nos ha mostrado, fundamentalmente por los medios, como un ser socialmente reprobable. Y también por los políticos.

Desde luego que un político debe dar ejemplo, pero entiendo que por encima de todo no puede haber una condena vitalicia, ni siquiera para el que roba la vida a otra persona, por una simple y llana cuestión, porque pagar socialmente con la vida un delito seria convertir a la sociedad, en nombre de quien se ejerce la justicia, en un verdugo contra la vida como derecho humano inalienable; y lo mismo a quien se le pone la condena vitalicia de ser repudiado o estigmatizado socialmente, pues sería atentar también contra otro de los derechos protegidos por la Declaración Universal de los Derechos Humanos, a la que ta tanto se recurre actualmente, como es la integridad no sólo física, sino también moral. Y que, cuando se incardina en la política supone el sometimiento al ostracismo a personas super válidas sólo por un fallo, pecado, delito, o como demonios quieran llamarlo, según su retorcida moral, por el que ya ha pagado.

 

“… y lo mismo a quien se le pone la condena vitalicia de ser repudiado o estigmatizado socialmente, pues sería atentar también contra otro de los derechos protegidos por la Declaración Universal de los Derechos Humanos, como es la integridad no sólo física, sino también moral”

También, es muy importante, la voluntad o el animo, lo que los juristas creo que llaman “animus doli”, o lo que lo mismo, la intención o voluntad de delinquir, pero, aún así, sería un exceso pedir una responsabilidad social vitalicia o más allá de lo puramente racional, o ¿en qué nos estamos convirtiendo?, ¿en censores sociales?, ¿en la santa inquisición?, y ¿en virtud de qué título o legitimación?.

No se puede meter todas las cosas en un mismo saco, ni tratar todo de la misma manera, eso conduce a las falacias a las que estamos acostumbrados. No es lo mismo ser un corrupto, aplicable a aquella persona que en ejercicio de su cargo saca un lucro o beneficio personal, o quien habiendo presumido de patriota cobra en dinero negro de una Caja B o se lo lleva a paraísos fiscales para pagar menos impuestos. No, no es lo mismo.

No se puede felicitar a alguien por un pasado tortuoso, pero tampoco se le puede hacer depender de él de por vida. Quizá esto no lo entiendan, porque no les conviene, a los que ahora se han transformado en comisarios políticos en vez de en una digna oposición, ya que nunca lo han sido gobernando, sobre todo desde que se convirtieron en verdugos de los derechos sociales y fundamentales… pero buena gana de volver al pasado. Y, como se trata de aplicar la misma vara de medir, además de la crítica a las hienas de la oposición, también al mismísimo presidente del gobierno porque él con la promesa de no admitir en su gobierno a quien hubiese sido condenado, porque diciéndolo, están haciendo lo que hacen otros, populismo y escarnio público.

Finalmente, felicitar a Màxin por la  dignidad con la que ha presentado su dimisión.

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