En la cumbre multilateral celebrada ayer en Berlín para despedir a Barak Obama como Presidente de los Estados Unidos, la canciller alemana colmó de deferencias y buenas palabras a Rajoy,
eso sí, situándolo en una segunda fila en la jerarquía de los presentes, posiblemente por ser considerado como uno de los hermanos pobres de la Unión Europea, pero fácilmente maleable a su antojo como ha venido sucediendo durante su último gobierno, cual títere sin cabeza y sin ningún tipo de autoridad o peso dentro de Europa, sólo tomado en cuenta para que siga por la senda marcada para no provocar ninguna crisis dentro de la zona euro.
La canciller dijo que “España es un socio importante para Alemania” y que ese tipo de jerarquías entre colegas presidentes de diferentes naciones “no son útiles“, pero sí matizó que ella había querido dar a Rajoy una “muestra de importancia” al convidarle a comer a solas; remarcando que se congratulaba porque España volviera a tener un gobierno y un presidente. Sólo le quedó por añadir “este presidente que menejoa las mil maravillas”.
Efectivamente, para que Mariano Rajoy no pueda volar libre y perderse en las alturas, como habitualmente hace, máxime después de una campaña electoral llena de mentiras, en la que prometió a los españoles bajar los impuestos y hacer todo lo posible para mejorar el mercado laboral; hacía más que necesario que Angela Merkel volviera a tomar las riendas y nada mejor que hacer sentir importante a nuestro mandatario entre el resto de socios europeos.
Otros aspecto que destaco Merkel tras el almuerzo con Rajoy fue la alianza para abordar el futuro de la Unión Europea tras el Brexit del Reino Unido, seguro que con la intención de afrontar el gran agujero económico que esta situación provocará en la Economía de Europa; haciendo también mención a la agenda digital en las redes de fibra óptica y el trabajo en origen sobre el problema de la migración de los países africanos.
En definitiva, como en anteriores ocasiones no esperamos que nada bueno surja tras esta reunión, en lo que a la política económica se refiere, sólo una puesta a punto de una maquinaria que había que engrasar tras unas elecciones llenas de mentiras para continuar con los objetivos de austeridad marcados por la U.E, en contra de la dignidad de los propios ciudadanos, la cual nunca ha estado en los planes del gobierno del Partido Popular subyugado a dicho política.
Aún así, ocho millones de españoles le siguen votando dentro de un censo electoral de 36.518.100 de personas con derecho a voto… lo que evidencia que esos ocho millones, además de casi el 30% que no han votado quizá pensando que esto no va con ellos, carecen de dignidad.