DE CRUZ DE LA VERGÜENZA A CRUZ DE LA RECONCILIACIÓN

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Existen determinadas cosas de las que no se pueden huir. Y, lo digo, porque una vez más, queriendo huir de la política, no puedo, aunque sólo pretenderé leer una parte de la historia de nuestro país procurando no herir a quienes ya han sufrido bastante como víctimas del franquismo, sino todo lo contrario para exigir que el Valle de los Caídos se convierte en un Valle de esperanza y de reconciliación para quienes fueron protagonista de aquella historia vergonzosa y vergonzante.

Y, volvemos a un tema que no se acaba, y no se acaba porque no se empieza, y no se empieza porque hay intereses de que no se cumpla. Así de fácil y de sencilla es la cuestión. “¡Porque tú lo digas!”, dirán los más escépticos, como yo también lo haría; a los que respondo, respondiéndome también a mi mismo, o a la pregunta, independientemente de quien o porqué se la haga: ¿quién puede tener intereses en que no se cumpla con la Ley de la memoria histórica y, por consiguiente, que no se lleven a cabo las actuaciones necesarias allí donde determinados símbolos pueden herir a las víctimas del franquismo?.

Las leyes están hechas para cumplirlas, pero cuando quienes las tienen que cumplir son precisamente los que están en este círculo vicioso de la división de poderes, al  que creo merece se le bautice como el “coño de la Bernarda” -perdón por la expresión-, pero no veo otra que mejor pueda acuñar este teatrillo democrático donde las mayorías pisotean a la minorías con el mayor desprecio no sólo a las personas que la integran sino también a la  frase, tan poco tenida en cuenta por la mayoría, y valga la redundancia, de William Jennings Bryan, Ex Secretario de Estado de los Estados Unidos, que dice: “Nunca tema unirse a la minoría cuando ésta tenga la razón, pues la minoría que tiene la razón será algún día la mayoría; siempre tema unirse a la mayoría cuando ésta esté equivocada, pues la mayoría equivocada algún día será la minoría”. O hace falta que les recuerde la técnica del rodillo de las mayorías absolutas, los nombramientos políticos por el Gobierno de turno de los magistrados que integran el mayor órgano de representación del Poder Judicial como es el Consejo General del Poder Judicial. Un teatro, ¿no?. Y no es que diga que puede ser de otra manera, que sí puede y debe serlo, pero, en el peor de los casos prefiero esto como una patología del sistema democrático, subsanable, que el “sin dios” que quieren imponer algunos en este país, a los que, para que no se ofendan, simplemente los voy a denominar radicales, tanto de la derecha como de la izquierda.

Estos hooligans de la política, los hay que hasta han sido portavoces parlamentarios, ¿verdad Sr. Hernando?,  -sabía que mi buena intención no iba a durar mucho-, que empezando por la izquierda, no les importa llevarse por delante en nombre de no se que patriotismo estalinista el patrimonio histórico nacional, la historia y si es necesario dinamitar cualquier símbolo franquista como única manera de desagravio de las barbaridades cometidas por los vencedores de la contienda entre hermanos de 1936. Y, a los de la derecha, mantener cualquier símbolo que enaltezca al que, según ellos, lideró la santa cruzada para liberar a España de rojos, masones, vagos, maleantes y gentes de mal vivir,  y no se cuentos hijos del demonio más, que según ellos deberían arder en el infierno.

Creo que, si no queremos continuar con la misma inmadurez democrática que existía ya en la segunda República y que al día de hoy se mantiene, en cuanto al odio entre la izquierda y la derecha; se debe enterrar ese hacha de guerra que a tales radicales les interesa mantener en el aire para seguir cobrando subvenciones. Que raro, ¿verdad?, que en este país se subvencione a organizaciones o asociaciones que promueven la violencia y el odio y que hacen exaltación de símbolos fascistas de izquierdas y de derechas. Y, por ello, analizar con el mayor eclecticismo posible esta situación heredada de una historia convulsa de este país, dando de una vez respuesta a la pregunta formulada al principio acerca de quiénes pueden estar interesados en que a Franco no se le saque del Valle de los Caídos.

Evidentemente el Partido Popular, ese mismo partido que ha gobernado hasta hace unos pocos días, poco más de treinta, y que ha demostrado con su pertinaz conducta de no cumplir con la citada Ley de la Memoria Histórica, pero, además, porque hay un sector radical dentro del PP que todavía hace el saludo fascista cuando oyen nombrar al dictador, en memoria de esa santa cruzada de liberación de los infieles, enemigos de España.

Pero, la historia no se puede borrar y, por ello, en contra de los que quieren dinamitar, entiéndase también eliminar, borrar, derribar, o cualquier otra sutil expresión símbolos que recuerden la opresión franquistas; decidles que la historia no siempre es buena y, cuando una parte de esta deja determinados vestigios de su paso deberían conservarse para recordar a generaciones venideras lo que no se debe hacer y lo que se hizo mal, para  sonrojo, de los que aún se consideran demócratas y todavía andan a palos como el famoso cuadro de Goya. De la historia se aprende y si borramos el pasado estamos abocados a cometer los mismos errores.

Ahora bien, conservar aquellos que supone un reconocimiento o exaltación a un dictador y a quienes secundaron su “santa cruzada de infamia”, no. Eso no se puede ni se debe consentir, al menos ahora, pero tampoco debe destruirse, sino guardarse porque quizá algún día deban sacarse a la luz como ahora hacemos con determinados escudos o símbolos de enaltecimiento de ciertos dictadores de épocas antiguas. Por este motivo el dictador debe estar fuera de esa cruz de la vergüenza por la forma en que se hizo y se dieron sepultura sin consentimiento a vencidos del bando contrario, y que si alguien debe permanecer dentro, siempre con el consentimiento de sus familias, son estos últimos a los que debemos estar siempre agradecidos  por el servicios que prestaron en pos de los derechos humanos dentro de un sistema democrático, así como de los que pertenecían al bando franquista como hermanos que murieron en esa contienda absurda.

Al dictador que se lo lleve su familia y lo ponga en el mausoleo privado que le de la realísima gana, como si lo quieren convertir en un lugar de peregrinaje de los hooligansdel “cara al sol”, que como oí decir  al humorista Quequé, un día que poco más de un millar de personas luchábamos por la retirada del medallón de Franco de la plaza mayor de Salamanca en un acto emotivo donde participaron determinados represaliados de la dictadura, en el que actuó como maestro de ceremonias: “se ponen rojos al mirar al sol”, y sacar de ello una perrillas.

“Al dictador que se lo lleve su familia y lo ponga en el mausoleo privado que le de la realísima gana, como si lo quieren convertir en un lugar de peregrinaje de los hooligansdel “cara al sol”

No cabe duda, en este tema no valen políticas “buenistas” como las llevadas a cabo por el Partido Popular para no remover sentimientos del pasado, decían ellos con la mayor hipocresía de la que son capaces y que, como todos sabemos, son capaces de mucho. Y, también utilizando una frase que no es mía, pero que tampoco se de quien es, que dice “para pasar una página primero hay que leerla”, es el momento que se lea de una vez porque sólo desde una fraternidad entre ciudadanos podemos superar esas secuelas del pasado. Pero, también se hace necesario, para poder pasar esta página, que el reconocimiento nobiliario que se hizo tras la muerte de franco a la familia franco y las correspondiente ventajas o privilegios económicos o de cualquier otro tipo  conlleve se les retire inmediatamente, porque no han hecho nada en beneficio de España ni de los españoles a.

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