EN EL CIELO ESTÁN PREOCUPADOS

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En el cielo están preocupados. No sabemos, porque el tiempo del cielo, como es del dominio público, es diferente al tiempo en los lugares mortales, pero la preocupación es evidente.

Movimientos inusuales e inusualmente acelerados en los despachos cercanos a la cúpula, corrillos que se hacen y se deshacen con los ceños fruncidos, gestos de perplejidad, que si en la tierra siempre resultan preocupantes en un entorno donde todo se sabe no son preocupantes, son apocalípticos.

Como empezaba diciendo, en el cielo están preocupados. Nadie entiende que pasa con San Jorge. Hay quién dice que el dragón, con su última llamarada, ha conseguido penetrar en su espíritu, hay quién habla de salidas a escondidas del cielo para reunirse con sabe dios, que debería de saberlo, quién, a sabe dios, que seguro que lo sabe, donde. Se murmura que algunas veces ha dejado rastro de elementos propios del Planeta Tierra a su vuelta.

En el cielo hay dimes y diretes, hay idas y venidas, hay preocupación por los trajines de San Jorge. Pero, y se me perdonará la irrespetuosidad, el problema es que en el cielo se lee poco, o, para ser más exactos, nada.

Porque si en el cielo se preocuparan de leer algo, o siquiera de sintonizar, que para ellos es gratis, cualquier canal de radio o televisión y oyeran las noticias, estarían, entonces sí, preocupados y con motivo.

Porque no puede ser casualidad. Seguro. No puede ser más que un plan astuta y arteramente concebido. Un plan arriesgado sin duda ya que la última vez que alguien en el cielo hizo un movimiento de este tipo acabó compartiendo espacio con el mismísimo Satanás.

San Jorge está preparando todo para pedir un cielo independiente. Estoy convencido. No puede ser casualidad que aquellas tierras en las que él es el patrón, protector y garante de sus destinos, estén enzarzados en proyectos de cariz rupturista.

Sí, es verdad que tanto Cataluña como el Reino Unido llevan siglos de historia dando la matraca con sus hechos diferenciales, y su pretensión de estar unidos a proyectos mayores aunque solo para lo que a ellos les parezca bien, pero, y como decía al principio de esta reflexión, el tiempo en el cielo discurre de otra manera, y lo que a nosotros pueden parecernos siglos a ellos no tengo ni idea de cuánto puede parecerles. Poco, seguro.

Y en la Tierra, también estamos preocupados. No hay más que observar, escuchar, alrededor y el tema es omnipresente. ¿Veis? Como en el cielo, omnipresente.

“Sí, es verdad que tanto Cataluña como el Reino Unido llevan siglos de historia dando la matraca con sus hechos diferenciales, y su pretensión de estar unidos a proyectos mayores aunque solo para lo que a ellos les parezca bien”

Cuanto más lo pienso más convencido estoy. Toda la culpa es de San Jorge, o del dragón si hacemos caso a las teorías conspiratorias. No en vano el dragón, hasta estos tiempos en que los animales son los buenos en todo, siempre ha sido una representación del mal, de la destrucción, del fuego que todo lo arrasa.

Pobre San Jorge, tal vez algún santo amigo debería de hablar con él y explicarle lo que es evidente para cualquier estudioso de los asuntos humanos. Esa manía de no leer que tienen en el cielo, de saberlo todo al mismo tiempo, tal vez los hace perder la perspectiva temporal. Alguien debería explicarle que desde que dios hizo ¡bum! y el universo, o los universos, empezaron a expandirse, la tendencia general es que todo vuelva al origen, a la unidad. Aquello del alfa y el omega.

Y sería conveniente, incluso necesario, que quién se decidiera a hablar con el bueno de San Jorge lo hiciera antes de que dios decida salir de su habitual ensimismamiento, porque entonces, posiblemente, ya no tenga solución.

En fin, que en el cielo están preocupados, de una forma, y en la tierra también, aunque sea de forma diferente. ¿Y yo? Pues también estoy preocupado, por ellos, fundamentalmente, por San Jorge, por Cataluña y por el Reino Unido,  claro que siempre puedo gritar eso de ¡Santiago y cierra España! Y es que al fin y al cabo siempre es un consuelo tener como patrono a un santo más preocupado de unir que de otras veleidades.

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