CAYENDO EN LA MISANDRIA

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Es lo que se desprende de la utilización del lenguaje cuando hablan de Feminismo, práctica iniciada por los Sindicatos y posteriormente por los partidos políticos, incluso se ha sumado al carro el Partido Popular el que nunca se había pronunciado ni participado en manifestaciones de tal signo, o en la defensa del Feminismo, doctrina y movimiento social que pide para la mujer el reconocimiento de unas capacidades y unos derechos que tradicionalmente han estado reservados para los hombres.

Repasemos la Historia, en el Antiguo Régimen la desigualdad jurídica de los miembros de la sociedad era la norma. Nobles y clérigos gozaban de privilegios (exención fiscal, monopolio de los altos cargos públicos, leyes y tribunales especiales) vedados a la gran mayoría de la población (el tercer estado o estado llano). Así como otra característica clave era la ausencia de derechos políticos (voto) y libertades (expresión, reunión, religión). En el caso de las mujeres se incrementaba a todo lo anterior su función social, que se circunscribía a lo doméstico, a las labores de la casa, de la procreación y del cuidado de los hijos; y su subordinación legal al hombre, padre o esposo.

El movimiento feminista moderno surgió en Gran Bretaña y en EEUU, en la primera en 1870, impulsado por mujeres de clase media de ideas próximas al liberalismo, era un movimiento netamente sufragista, siendo el primer país en lograr el voto femenino Nueva Zelanda, en 1893.

En 1931 el parlamento español concedió el sufragio femenino gracias a la lucha de Clara Campoamor, y el 19 de noviembre de 1933 pudieron acudir a las urnas, mucho antes que en Francia e Italia (ambas en 1945).

Tras la guerra civil, el Estado franquista decidió liberar a las mujeres del taller y la fábrica, a las profesionales de clase media les cerraron todos los puestos de trabajo. Se suprimió la educación mixta, se creó la Sección Femenina de la Falange, encargándose de enseñar a la mujer su verdadero papel. Durante el desarrollo económico de la 2ª mitad de los 60, se adoptó en algo la incorporación legal al trabajo, que duró hasta la muerte del dictador y muchas ya trabajaban en la economía sumergida por necesidad, dado que la mayor parte de la normativa laboral vigente contenía la condición del abandono del trabajo al casarse, así como la  prohibición de que las mujeres ejercieran profesiones, como abogada del Estado, notaria o diplomática, o en las Cortes franquistas, donde no había mujeres.

El feminismo como tal surgió en España en la década de los 70, por la lucha emprendida por las mujeres para conseguir sus derechos,  con demandas sociales como la eliminación de la discriminación civil para las mujeres casadas o el acceso a la educación, al trabajo remunerado (…).

Volvamos a la Historia, en julio de 1855 se inició en Cataluña por la nueva clase social que soportaba unas condiciones laborales muy precarias (jornadas de 15 h. diarias, ruidos, temperaturas extremas, ambiente cerrados, despido libre, rebajas salariales en época de crisis, miserables condiciones en la vida familiar, contratación de niños en las minas por su facilidad y pequeñez para introducirse en pequeños reductos, contratación de mujeres principalmente por su carácter sumiso). Huelga que consiguió: Libertad de Asociación, horario laboral estable, limitación despido libre, fin de la contratación de niños hasta cierta edad, educación obligatoria hasta los 9 años -de esta manera se evitaba el abandono de los niños y las madres estaban obligadas a su cuidado-), así como el inicio de reivindicaciones para superar y mejorar las condiciones sociales de la clase trabajadora.

“El feminismo como tal surgió en España en la década de los 70, por la lucha emprendida por las mujeres para conseguir sus derechos, demandas sociales como la eliminación de la discriminación civil para las mujeres casadas o el acceso a la educación, al trabajo remunerado (…).”

Gran victoria de la nueva clase social que emergió en todos los países -el Proletariado-, e inicio del sindicalismo que se materializaría inmediatamente, que defendía a hombres y mujeres, aunque éstas ya tuviesen un lapsus de tiempo temporal para el cuidado de sus hijos siempre que estuviesen casadas, aunque sin remuneración. Por ello no comprendo la utilización sistemática tanto por sindicalistas y políticos del género masculino y femenino en su locuciones públicas cuando se puede considerar muchos de dichos términos, neutros.

Los Sindicatos tienen una meta como es la de conseguir beneficios e igualdad de toda la clase trabajadora sin distinción de sexos. Los políticos cumplir con la ciudadanía en las promesas predicadas en sus programas.

En este artículo se pueden observar la aparición de neutros claramente femeninos para definir a ambos géneros, pero existen muchos más, como policía, nacionalista, maquinista, judoca, futbolista…, ningún varón se siente ofendido por estos términos femeninos, ni los tachan de sexistas.

Nadie de ningún género debe sentirse ofendido por utilizar nuestro rico lenguaje donde el neutro (masculino y femenino) es muy importante, son palabras que no tienen contraposición con otra del género opuesto. Pero personajes públicos lo utilizan de manera zafia para que no le tilden de utilizar lenguaje sexista y ser señalado como misóginos, sin caer en la cuenta que tienden a enardecer la misandria, término referente a la aversión hacia los varones o la tendencia ideológica o psicológica que consiste en despreciar al varón en todo lo considerado como masculino, incluso en el idioma.

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