UN GALLINERO LLENO DE ZORROS

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Disciplina de partido o democracia interna. Este es el dilema en el que el Partido del puño y la rosa -que no socialista por sus actitudes-, ha metido a todos sus diputados, y que, ahora, pretende zanjar con la imposición del voto y la amenaza de ser sancionados a aquellos que lo ejerzan sin ajustarse, a lo que se ha venido llamando, disciplina de partido.

Lo cual, no es más que el fiel reflejo de la falta de democracia interna que hay en este partido, en contra de lo que han presumido siempre por la utilización del sistema de primarias en la elección de sus candidatos en los distintos comicios electorales, así como dentro de la estructura de dirección y administración del aparato interno, muchas veces amañadas con promesas de cargos o cambio de privilegios.

Como habrá quien, no conociéndome, me acuse de falta de objetividad por decir lo que pienso, sin embargo, nada más lejos; sólo tenemos que definir el concepto de democracia para darnos cuenta que, no sólo en el partido al que me estoy refiriendo sino en la mayoría, por no decir en todos, adolecen de ella; lo que convierte el sistema de partidos en este país, por evidencia, en una oligarquía.

La democracia, como todos sabemos o deberíamos saber si queremos hablar de ella con propiedad, no es más que una forma de organización social que atribuye la titularidad del poder al conjunto de la ciudadanía; es por ello que, si la Constitución Española, ese documento tan vilipendiado por los propios partidos según su interés políticos, al afirmar que su estructura interna y funcionamiento deben ser democráticos, no es más que una simple entelequia, puesto que no hay nada más lejos de un funcionamiento realmente democrático que un sistema de representación basado en una estructura vertical donde sus miembros o militantes (de base) sólo son llamados cada cierto tiempo para elegir a sus compromisarios, olvidándose de ellos cuando hay que tomar decisiones de especial trascendencia. Estructura, por otra parte, blindada para que sólo quienes forman parte de dicha estructura puedan manejar los hilos a su antojo  y no perder sus privilegios.

Zorro en el gallinero
Zorro en el gallinero
“al afirmar que su estructura interna y funcionamiento deben ser democráticos, no es más que una simple entelequia, puesto que no hay nada más lejos de un funcionamiento realmente democrático que un sistema de representación basado en una estructura vertical donde sus miembros o militantes (de base) sólo son llamados cada cierto tiempo para elegir a sus compromisarios”


Esto es lo que ha pasado en el Partido del puño y la rosa, pero con un agravante, cual ha sido el golpe de estado que ha tenido lugar en su interior para facilitar el apoyo al Partido de la gaviota, lo cual no sólo ha ocasionado estupor en sus seguidores sino en la mayoría de la ciudadanía, al considerar impensable un apoyo a una derecha en cuyo forma del ejercicio del poder en la pasada legislatura, ha venido marcado por el despotismo y la corrupción, pero sobre todo por una política anti social; todo ello con el fin de evitar unas terceras elecciones bajo el argumento que el resultado sería prácticamente el mismo pero, además, porque se estaría alargando una situación que, por lo visto, nada beneficiaria al país cara a nuestros socios comunitarios y a las futuras inversiones dentro de nuestras fronteras.

Bla, bla, bla… Falacias y más falacias, ya que, si bien es evidente y necesario un gobierno, nuestros socios comunitarios no van a aflojar sus exigencias porque éste se constituya antes o después; al igual que tampoco van a aumentar las inversiones en tanto en cuento no se mejore una situación económica en continúa recesión. El problema es otro, cual es el hecho de que la izquierda de este país está dividida gracias al narcisismo casi insultante del líder de podemos y la falta de ideología y compromiso social de un partido que vergonzosamente sigue llamándose socialista y obrero, al que sólo le mueve las ansias de poder.

Este es el panorama que esta haciendo de la sesión de investidura de D. Mariano Rajoy Brey, un circo como el que jamás hemos visto, donde se ha aplaudido los insultos, la provocación, y los chascarrillo de un presidente del gobierno en funciones, tan vergonzante en sus intervenciones,  como el presumir saber manejar los SMS en su móvil, aspecto que si bien lo hemos tenido claro la mayoría desde aquel “agunta Luis”, lo ha sido en replica a la gran experiencia del partido morado en el manejo de las masas a través de las redes sociales.

En fin, estamos ante un galimatías que para nada augura un futuro prospero y un gobierno estable, aunque si un espectáculo circense, como he dicho, del que el único responsable será el Partido de Pablo Iglesias, y no precisamente el de la coleta.

Sólo me queda soñar, que en la sesión de investidura del próximo sábado los socialistas de verdad demuestren serlo y desobedezcan una disciplina de partido marcada por viejas glorias, aunque tal vez debería decir viejos zorros devoradores de gallinas, dentro de un gallinero ubicado en la Calle Ferraz de Madrid, no sin la complicidad de algunos jóvenes de la misma especie animal que buscan con desesperación convertirse en los amos del corral.

 

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