MI PEOR REFLEXIÓN

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Queridas amigas y amigos me está costando reflexionar más que en ninguno de los comicios electorales precedentes. No sé si porque me voy haciendo mayor o porque los líderes políticos que tenemos para elegir me dan todos, sin exclusión, algún tipo de alergia, común en cuanto a lo molestos que resultan, algunos a veces y, otros, siempre. 

 

¿De qué vamos?. Esta pregunta que, con el #deQueVamos, hace unos días publicó mi compañera, en este medio, Ángela Zapatero, simplificaba en lo que se ha traducido y resumido esta campaña electoral, en el “bi-tema”, porque parece que no hay otro: o la vuelta al franquismo o la inexorable división de España. Lo que antes y durante la dictadura era: ¡cuidado que vienen los rojos!, ahora se ha transformado más de ochenta años después en un: ¡cuidado que vienen los fachas!.

Desde luego que hay que tener cuidado con los extremos, con la radicalización de las ideologías. No suelen ser buenas, porque como radicales son excluyentes de cualquier otro posición más ecléctica que, por integrar ideas opuestas, pueden resultar más enriquecedoras. Y, eso es lo que ha pasado en la campaña electoral que finalizó esta pasada medianoche.

Tengo que reconoce que no me satisface ningún candidato y, en cuanto a sus programas electorales, tampoco, aunque con matices que más adelante diré y, no porque no tuviesen ideas interesantes, sino por la manipulación del mensaje que la hace interesante. Si, observamos, en todas las elecciones se hacen promesas, promesas que atraen votos en la confianza que si el depositario del voto resulta elegido se cumplirán. Pero, todos sabemos que no es así. Dicho de otra manera para que todas y todos nos entandamos, antes del euro -allá por el 2000-,  se decía que “nadie da duros a pesetas”, traducido al momento actual: “nadie da euros a céntimos”. Con ello me estoy refiriendo al hecho que un presupuesto es lo que es, de manera que, más allá de lo presupuestado no se puede gastar, salvo excepciones que no vienen a cuento, de manera que si queremos mejorar “A” es a costa de quitarle a “B”.

Pero, lo que es peor, ya no sólo porque los presupuestos tienen el límite que tienen, sino porque, salvo en los casos de mayoría absoluta, donde el rodillo es la forma de gobernar y legislar en el Congreso, sacar adelante determinados proyectos resulta costoso, máxime en el momento actual donde la representación parlamentaria cada vez es más multicolor, pues se necesita de pactos o acuerdos con otras fuerzas políticas que muchas veces no cuajan o, por la simple des-facha-tez de quiénes han resultado elegidos que, por una inesperada amnesia temporal, olvidan lo prometido.

 Tengo que reconocer, aunque me cueste hacerlo, por el hecho que casi siempre cuando deposito mi confianza en algún político no tardo mucho en tenerme que comer mis propias palabras que, de todos los políticos que se han partido la cara en este campaña electoral, el que más honesto me ha parecido ha sido Pablo Iglesias, tal vez porque ha ido más allá del fácil ataque al contrincante, ha ido en contra de las cloacas del Estado…, y eso me gusta, aunque, también tengo que reconocer, que no veo a Unidas Podemos gobernando, no porque tengan personas capacitadas para ello, el propio Pablo lo ha demostrado, sino por las vicisitudes que ha pasado la cúpula del Partido, que evidencian un excesivo protagonismo de aquel.

¿Qué haré mañana?, ir a votar… eso lo tengo claro, no sólo porque sea un derecho, sino porque también, en el momento actual, es un deber que debe llevarse a cabo con la máxima responsabilidad. Si nos quedamos en casa, nuestra abstención beneficiará al más votado, difícil de discernir en estos comicios, al menos el voto nulo al que se refiere la campaña antes aludida #deQueVamos, evidenciaría un descontento social con lo que tenemos ahora y, si votamos a alguien en concreto, el derecho a exigirles su dimisión si no cumplen que, aunque la puedan ignorar, volverá a evidenciar por enésima vez la poca talla de nuestros políticos.

2 COMENTARIOS

  1. Supongo que te refieres a PSOE y a PP cuando hablas de la talla de nuestros políticos, pues son los únicos que nos han gobernado.
    Yo si tengo claro a quién votar, al único partido decente y honesto que tenemos a pasar de todas las mentiras vertidas desde las cloacas del Estado y que tu silencia en tu artículo y les voy a votar porque a parte de ser los más preparados son sobre todo honrados a pesar de sus errores, pero son los únicos que están como Jesús al lado de los pobres, y porque donde gobierna están demostrando ser unos excelentes gestores como lo son los Ayuntamientos del cambio, pero repito, sobretodo por ser gente honrada.
    Saludos.

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