Y AHORA, ¿A QUIÉN VOTO?

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Hace un rato me sentaba en el sofá de mi salón, aprovechando para poder estar solo un rato dado que mi mujer se había ido a la cama hace no hace mucho, aunque llevaba dormida desde hace dos horas, no me extraña…, cuando, intentando desconectar, me manda una amiga puñetera un video sobre Vox ensalzando el patriotismo, ese de los neanderthales en su sentido más amplio de la palabra, con la sola intención de provocarme, pues sabe de qué pie cojeo, lo que me llevó a intentar reflexionar sobre mi futuro voto en los comicios electorales de finales de mes, al menos aclararme cuál de los políticos actualmente en escena, pueden merecer vi voto. 

Presentía una noche de insomnio, porque cuándo me meto en estos lares, es decir, afrontar el responsable y más importante derecho, pero a la vez deber, de decidir acerca de la vida que quiero para mi país y, consecuentemente para mi, los próximos cuatro años. Bien es cierto que si no hubiese sido porque de nada me servía prolongar esta agónica decisión, me hubiese metido en la cama con ella.

Así que, profundizando en el bosque de maleza en el que me había metido, he decidido compartir con vosotros y vosotras estas mis “profundas” reflexiones, porque compartiéndolas creo me ayudará a ser más firme en mi resolución final, pero, además, porque si puedo ayudar a alguien a aclarar sus ideas, bienvenido sea, aunque auguro que será una misión imposible y, si no, pues aquí tienen a su disposición este medio para rebatir lo que deseen de mis reflexiones, con la sana intención qué, si tengo que apearme de lo que dije porque los argumentos son lo suficientemente sólidos como para convencerme, asumo el compromiso, sólo con un limite, el respeto propio entre personas librepensantes. 

He echado a suertes con una moneda asignado a la cara donde figura el valor la extrema izquierda y, por el contrario, a la otra, la extrema derecha, siguiendo con mi análisis por el orden marcado intercalando la “ideología” de cada uno de los partidos en ambos lados con tendencia al centro.

Y…, ha tocado la extrema izquierda.

¿Qué es y que representa la extrema izquierda?

Es lógico que primero me aclare de que es la “izquierda” para luego ponerle sólo los extremos que nos llevarán a Stalin, una posición tan radicalizada que nos aproxima al fascismo en cuanto a sus ideas totalitarias y su carácter impositivo.  La izquierda, buscando en  diccionarios todas las posibles acepciones, más o menos coincidían en englobar un conjunto de posturas políticas que postulan el progresismo y la igualdad social frente al tradicionalismo y al individualismo. 

Así pues, extrema izquierda sería eso y mucho más, refiriéndome por más a lo absurdo de los radicalismos, en este caso mediante una lucha de clases donde el rico es el enemigo, al que se denosta, no sin merecerlo en muchos casos, pero no siempre. Las generalizaciones no son buena porque nos llevan a estereotipos muchas veces basados en la falacia.

Se trata de que estamos en el Siglo XXI y no al final del XIX y principios del Siglo XX y, aunque la concepción ideal de la “lucha de clases” persiga el conflicto buscando el cambio social o progreso, sin embargo en un momento como el actual los elementos son bien diferentes.

En efecto, en el momento actual estamos inmersos en mercados de valores que condicionan la economía internacional sobre todo en el ámbito de las inversiones, siendo aquí que el término “lucha” debe sustituirse por el esfuerzo que debemos hacer todos hacia una economía más racional, los consumidores hacia un consumo más racional y ético, y los activos financieros o inversores en asegurar un equilibrio de fuerzas sobre todo pensando en las partes más débiles del sistema.

Es por ello que, radicalizar la lucha social solo persigue un repliegue de la economía en la que todos, sobre todo la clase media que es la que participa más activamente en el consumo, salimos perdiendo.

La lucha social que potencian estos partidos radicalizados de la izquierda no sólo persiguen machacar y humillar a los ricos sino imponer sus ideas con un dogmatismo especulativo que al que no lo acepta o cuestiona, en todo o en parte, es rechazado y vilipendiado.

Claramente sabemos quien representa a esta izquierda en el mapa político español, quienes, además irrumpieron en la escena política vendiendo medias verdades a las que luego, incluso, no están respondiendo. Ahí está, como ejemplo, la crítica que este sector de la izquierda hizo al resto de partidos llamándolos casta, donde el gusto a la poltrona política les hacía y les sigue haciendo perpetuarse en el poder, perpetuación que parece que ellos también persiguen a la vista de los muchos activos políticos que vuelven a repetir presentándose a las próximas elecciones. Ideológicamente, también ha existido una manipulación en la puesta en escena de la “lucha de clases”, donde la crítica a los chalets de ciertos ricos del IBEX no tardó en aparecer, sucumbiendo su Secretario General a las mieles del capitalismo. Y no quiero decir que una personas de izquierdas, entre las que me incluyo ideológicamente, no puede comprarse un chalet si su poder adquisitivo lo permite, pero no utilices este argumento para finalmente sucumbir al “enemigo”, como él, ellos y ellas dicen.

No me convence quien utiliza la confrontación para cambiar el sistema. Soy más partidario de una revolución educada, como dice un estupendo conocido y, me costa, seguidor de este medio, en su análisis de la vida política, económica y social de nuestro país, en un libro con el mismo título “la revolución educada”, Alfonso Estévanez, al que mando desde aquí un saludo. Libro que, por cierto, recomiendo.

 

Si pasamos a la derecha la cosa no mejora mucho, por no decir nada, donde para ellos las desigualdades sociales son el motor de su ideologías, en el sentido de considerarlas como un daño natural y colateral del sistema capitalista respecto a los más débiles, donde los mercados de valores marcan las diferencias, mejor dicho, las acentúa.

Me enoja, en lo que se ha convertido la derecha de este país, no sólo por su extrema radicalización, y no me refiero solamente a esa nuevo partido que ha penetrado en el circo político en una Comunidad Autónoma de izquierdas pero harta de la izquierda socialista, si se la puede llamar así; sino que, me refiero, también, a los otros dos partidos, uno naranja y otro azul, este último que trata de recuperar a los que se largaron con la extrema derecha, de la que tampoco nunca han estado muy lejos, lo que le ha llevado a radicalizar también su “ideología patriótica”….; y el que queda, pues dando bandazos, eso sí, desde la derecha a un centro derecha, según convenga la situación.

Pero, si cabe, todavía es más lamentable la puesta en escena. La peor de los cuarenta años y pico que llevamos de democracia, cargada de insultos, desafíos, amenazas… un “tú más” como único argumento de sus desaciertos. Patético.

Como verán, después de compartir con ustedes estas reflexiones, por necesidad sólo me queda preguntar en voz alta: ¿a quién voto?.

Tal vez, si la mayoría votásemos con un voto nulo, que no favorece a nadie, hiciésemos pensar a esos mequetrefes que se dedican a la política. Pido perdón a los mequetrefes. Y… es que, comparar a esta gente con cualquier cosa, siempre salen perdiendo. ¿Por qué será?. Bueno, no siempre, sino casi siempre, de vez en cuando, ya que, por puñetera influencia de los astros o de no se quién, dan en la diana. Será porque todavía queda gente buena en todos los “lados”, hasta en la política… a ver si se hacen más visibles y terminan con este sistema electoral pactado entre los dos grandes partidos, para marginar a los partidos minoritarios, y convierten todo este tinglado en algo que se parezca más a una democracia, con listas abiertas en las que podamos votar a la buena gente y no a los trepas de los diferentes partidos.

3 COMENTARIOS

  1. Feliciano, que yo sepa solo hay un partido formado por gente honesta y honrada, al que los más cretinos tratan de undir tergiversando todo, y no es otro que Unidas Podemos, ya se que le tienen mucho miedo porque si gobiernan los ladrones no podrían robar ni un euro y eso les aterra, por lo tanto yo si voy a votar a Unidas Podemos por su honradez y preparación.
    Lo demás es todo basura y ahí está la historia.
    Saludos

  2. Andrés porque no hablas del apego a los sillones del líder de Podemos y de su pareja, dijeron que nunca lo harían y ahí están a la mamandurria acostumbrada de los políticos. Llamar cretinos a quienes no piensan como tú, querido Andrés, te convierten a ti en eso mismo. Un poco de madurez democrática no te vendría mal. Por lo demás, el artículo describe bastante bien lo que está sucediendo en este país, como una campaña electoral de vergüenza, como de vergüenza es en lo que se han convertido los partidos políticos en este país, y cómo no, Unidas Podemos también, al haberse situado en todo lo contrario al espíritu del 15 M, por el que muchos luchamos.

  3. Que pena que PODEMOS se haya convertido en un partido más, pero este no es el problema, el problema es la radicalización de la política, el circo mediático de esta campaña electoral donde el mérito de los partidos es descalificar al contrario, incluso con la mentira y la vergüenza de no hacer públicamente ninguno autocrítica. Bueno, Pablo Iglesia, si la ha hecho en relación a los desencuentros producidos en el seno de su partido, aunque no lo suficiente, pues él es causante por su excesivo protagonismo. Yo tampoco sé a quién votar, aunque no a la derecha representada por PP, Voz y C´s. Poco o nada queda dónde elegir. Tal vez me apunte el voto nulo, para dar un toque a tanto político casposo y amante sde los sillones del poder.

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