EL SER HUMANO POR ENCIMA DE TODO

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Los “seres humanos”, ustedes y yo, biológicamente no somos más que una especie animal que recibe el nombre de Homo Sapiens, principal característica que nos diferencia de otros seres vivos, es decir la capacidad de razonar; la cual nos ha permitido organizar el mundo, relacionarnos con otros sujetos de la misma especie, lo que a la vez nos convierte en seres sociales, por ser capaces de vivir en sociedad, consesuando o conveniendo las reglas básicas para la convivencia.

Por otra parte, con  el vocablo “todo” estaríamos designando a un conjunto como una unidad o refiriéndose a la totalidad de sus elementos. Algo difícil de entender que científicos de nuestro tiempo como Albert Einstein y Stephen Hawking, han tratado de explicar a través de la denominada “teoría del todo”, como una hipótesis de la física teórica que plantea la conexión entre todos los fenómenos físicos conocidos en el universo.

No obstante, nosotros vamos a referirnos al “todo” como aquellos elementos o realidades con las que tiene que convivir el ser humano, sobre todo aquellas que delimitan el concepto de humanismo.

El humanismo es una corriente filosófica que ha tenido una gran influencia tanto en la psicología como en la política y las ciencias sociales en general. Sin embargo, no existe como algo homogéneo, sino que existen diferentes tipos de humanismo.

Nació en Italia en el siglo XV durante la época renacentista, fundamenténdose en el valor de los seres humanos, dándole mayor importancia al pensamiento crítico y a lo racional, por encima de toda superstición o dogma. Así el humanismo se caracterizó por la libertad de pensamiento más allá de cualquier creencia, con un fuerte amor a lo natural, interesándose por el desarrollo de la inteligencia, que implicaba el ejercicio de la ciencia, análisis e interpretación.

Cada una de estas clases de humanismo expresa, a su manera, la idea fundamental de esta forma de pensar: que importan la vida de todos los seres humanos y que, por defecto, hay que respetar las vidas de los demás sin pretender alterarlas injustificadamente o sin tener en cuenta su opinión.

De todas las manifestaciones o tipos de humanismo, nos centraremos en el humanismo empírico, el cual, se trata de diferenciar del resto, por el hecho de ser más una de los más prácticos y aplicados, de manera que, mientras otras formas de esta corriente de pensamiento se basan más en ideas abstractas, como por ejemplo la necesidad de no dominar a otros seres humanos, este se centra en el rechazo o la aceptación de ciertas acciones o actitudes concretas.

Se trata realmente de una corriente de pensamiento donde se le otorga mayor  valor a las acciones y a los conceptos, por lo que lejos de ser una doctrina, destaca las acciones que deben ser aceptadas o rechazadas por los individuos; motivo por el cual rechaza toda acción que ponga límites a la libertad de pensamiento y de expresión.

Condenan cualquier forma de violencia y exaltan los derechos de las minorías, promoviendo, asimismo, la fraternidad y la libertad como los máximos valores humanos, por lo que esta corriente se ha convertido en un referente valioso en nuestro mundo actual, donde el individuo esta sometido a una servidumbre social, donde los dogmas limitan la libertad de pensamiento y el dinero lo controla todo.

“Se trata realmente de una corriente de pensamiento donde se le otorga mayor  valor a las acciones y a los conceptos, por lo que lejos de ser una doctrina  (…)  rechaza toda acción que ponga límites a la libertad de pensamiento y de expresión.”


Además, dicha servidumbre, hace que las acciones de los individuos están sometidas al un juicio social, de manera que, si lo que un individuo piensa no es aceptado por la mayoría se convierte en un paria ideológico, lo que nos lleva a una falacia ad populum, porque la mayoría apela a la popularidad de una reclamación como una razón para aceptarla, o lo que es lo mismo, acepta una idea o una conducta por el hecho de que un montón de personas no pueden estar todas equivocadas; valga como ejemplo el razonamiento: “El hecho de que la mayoría de los ciudadanos apoyen la pena de muerte prueba que esta es moralmente aceptable” o “Star wars es la mejor película de todos los tiempos. Ninguna película ha hecho tanto dinero como ella”.

Estando así las cosas, el problema es que las corrientes de opinión aunque tienen su origen en la opiniones de la individualidad de los entes sociales en torno a temas de interés común, conllevando un debate cuando se adentran en un proceso comunicativo colectivo; sin embargo, el poder del dinero, hace que sea fácil la manipulación de los individuos y de las sociedades en que éste se integra, donde la publicidad y el marketing juegan un papel importante que distorsiona dichas corrientes de opinión.

De la misma manera, la política, como ciencia que trata del gobierno y la organización de las sociedades humanas, especialmente de los Estados, utiliza sin escrúpulos a través de las ideologías a los individuos sociales, buscando únicamente la rentabilidad política para asegurarse el poder más que el propio bienestar del ser humano,  lo que unido al poder del dinero antes citado y a su influencia en las corrientes de opinión, nos lleva a la servidumbre social a la que hemos hecho referencia.


 


Es por ello, que el humanismo empírico se convierte en un referente muy importante en nuestras vidas, porque nos lleva al resultado de que el individuo esté por encima de todo y nada ni nadie esté por encima del ser humano. Por lo que tenemos dos opciones, una empezar a pensar por nosotros mismos o, por el contrario, someternos a corrientes de opinión formadas en base dogmas políticos o de cualquier otro tipo. Dicho de otra manera, empezar a ser personas o convertirnos en borregos.

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