LA POLÍTICA, EL PARAISO DE LOS CHARLATANES

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Dicen los partidos mas representativos, según los resultados de las últimas elecciones generales, que ya ha terminado el tiempo de las negociaciones, no sabemos si con la intención de zanjar cualquier posibilidad de formar gobierno y por ende adelantar unas nuevas elecciones; o todo lo contrario, avivar de nuevo la llama del entendimiento y abrir un nuevo periodo en el que no interesen tanto los sillones sino los ciudadanos.
En todo caso, a estas alturas parece que los políticos de “por el cambio” sólo lo son de palabra, al no estar dispuestos a abrir las ventanas y dejar que fluya el aire limpio, sino que se parecen más bien a los caciques del sombrero de copa compradores de votos de la época de Abraham Lincoln, o a los políticos “sagasteros” y “canovistas” del reinado de Alfonso XII, por quedarnos más cerca, tatarabuelo del actual rey emérito, el cazador de elefantes, y trastatarabuelo de quien se empeña en dar la imagen de un ”rey del pueblo” viviendo en un palacio de lujo que todos  pagamos.
Estos que hemos elegido como nuestros representantes, aunque al final no se sabe a quien representan, si al pueblo a los intereses de su partido, parece que no quieren enterarse de que va la película, y  que unos nuevos comicios no van a cambiar sustancialmente ni la escenografía ni los personajes que intervendrían en un nuevo episodio  nacional, no de Pérez Galdós, sino de la esperpéntica España de la Constitución del 78. Político arriba, político abajo, los que fueran los elegidos, estarían igualmente  llamados a entenderse y posiblemente a pactar con su enemigo más hostil, si queremos que esto funcione; pero sobre todo, porque el pueblo lo quiere así según su voto. Se podría decir que ha llegado el momento de hacer posible un gobierno de entendimiento, de acuerdos puntuales y de control mutuo.
El pueblo quiere la pluralidad tanto de la configuración de su territorio como de los que han de gobernarlo, quieren que los unos controlen a los otros y viceversa. En definitiva, quieren un gobierno del pueblo y para el pueblo y, necesariamente, eso obliga a que todos hablen, se escuchen  y lleguen acuerdos, sin los aspavientos de PODEMOS, la verborrea del PSOE y Ciudadanos, y la chulería absolutista del Partido Popular. Y tendrán que entenderse negociando o no sillones, que parece que es lo que realmente les preocupa a todos, aunque sólo lo hayan manifestados los podemistas; pero sobre todo tendrán que entenderse porque los votantes, y los que no votan por hartazgo, también, estamos cansados de aguantar tanto vodevil día tras día, cada vez que leemos, vemos o escuchamos las noticias o hablamos con el vecino de cómo va el país.
Aunque, pensándolo bien,  tal vez, sí debería celebrarse unas nuevas elecciones, eso sí, pagadas por ellos, por los partidos, por los que juegan con nuestros votos, con nuestras ilusiones, con nuestro dinero, o lo que es peor aún, con nuestras vidas; para comprobar si la gente se ha saturado de votar a tanto charlatán de la Complutense, de la naranja mecánica, del Consejo de Administración de Bankia, o de las FAES, y se de esta manera se den cuenta que no nos interesan, que no nos representan porque no son capaces de escuchar la voz del pueblo, sino a sus propios egos y aduladores.
Todavía muchos, no nos hemos enterado que esto es España y que como dijo Rajoy, el infame, esta llena de españoles, pero de españoles estultos que no aprendemos y que seguimos confundiendo las elecciones con un derbi y a los políticos con mesías, aunque algo nos dice en nuestro interior que son tan ruines los unos como los otros, y que todos van a lo que van a sacar tajada, vendiéndonos el humo de un cambio, cuando ellos mismos no están dispuestos a cambiar.

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