LA POLÍTICA DEL CAMBIO. OTRA GRAN FALACIA

Del 20D al 16J. El coste de la incapacidad política para formar gobierno.

Todos sabemos que los trabajadores cuando no van a trabajar un día se le descuenta de su nómina, salvo los días que puedan tener de permiso según el convenio que resulte de aplicación, eso sin entrar a valorar las posibles responsabilidades disciplinarias. Esto mismo sucede en el caso de los trabajadores autónomos, un día sin trabajo por la razón que sea supone una perdida de ingresos; y no digamos de aquellos cuyos trabajos consisten en la prestación de algún servicio o la ejecución de una obra, de manera que, si no se lleva a efecto o su ejecución es realizada fuera de plazo o simplemente no es del agrado del cliente no se cobra.

Sin embargo en el caso de los políticos la cuestión es bien diferente, tal es el caso de lo que ha sucedido desde la celebración de las últimas elecciones generales el pasado mes de diciembre hasta la disolución del congreso y senado por falta de acuerdo para formar gobierno en el plazo constitucionalmente establecido, con la convocatoria automática de nuevas elecciones para el próximo mes de junio; lo que constituye una clara muestra de que los que fueron elegidos no han sabido hacer su trabajo adecuadamente o de manera eficiente, prevaleciendo los intereses de partido, como ha sido la pretendida transición de sillones, a los intereses generales de los ciudadanos que, por un resultado electoral tan plural han querido que los elegidos llegasen a un acuerdo de gobernabilidad. De manera que, si el trabajo no ha sido satisfactorio, como así ha sucedido, no sólo, no  deberían cobrar ni un puñetero euro por ello, sino que, además,  si admitimos como trabajo el haberse puesto de hoja perejil los unos a los otros cada vez que se ha celebrado una sesión parlamentaria, por justicia sólo deberían cobrar la dietas y poco más.

Pero, cómo no, ellos tienen la sartén por el mango y el mango también, es decir, hacen lo que les da la real gana, siempre favoreciendo su situación.  Ellos son los privilegiados padres de la patria y, como no, sin ningún rubor aplican a su estatus aquel refrán que dice que “cuando seas padre comerás huevos”

Pero, cómo no, ellos tienen la sartén por el mango y el mango también, es decir, hacen lo que les da la real gana, siempre favoreciendo su situación.  Ellos son los privilegiados padres de la patria y, como no, sin ningún rubor aplican a su estatus aquel refrán que dice que “cuando seas padre comerás huevos”.

Además, la cuestión no termina aquí, porque aparte de cobrar por un trabajo mal hecho durante unas cuantas horas que acumuladas, teniendo en cuenta todas las sesiones celebradas, ni siquiera han llegado a una jornada semanal de trabajo, han cobrado, sin embargo, un salario mensual de 3.683 euros  los diputados de Madrid, y 4.636 euros el resto, eso sin contar los que  han presidido alguna comisión o tenían algún cargo parlamentario acumulado, en cuyo caso el sueldo mensual se podía disparar a los 8.000 euros; a lo que hay que añadir que aquellos parlamentarios que han pasado a forman parte de la Diputación Permanente, entre los cuales se encuentra una de las políticas con más cara dura de este país, como es  Dª Rita Barberá, constituida tras la disolución de las cámaras  hasta el 26 J en que se celebrarán las próximas elecciones, que cobrarán hasta 8.345 euros brutos al mes a pesar de no trabajar, eso sin contar otros privilegios como un Smartphone de última generación, tableta con teclado, con los servicios de voz y datos pagados, así como una póliza de accidentes, sin que tengamos constancia que ningún grupo parlamentario haya renunciado a tales privilegios.

En fin, esta es la desfachatez de nuestros políticos, de todos, incluso de los que dicen donar ese dinero, aportando como única prueba unos datos en una página web de la que no consta fiscalización alguna, entre otras cosas, porque las donaciones deben ser de carácter individual por tratarse de retribuciones personales y no a un grupo parlamentario y, por tanto, lo que se debería aportar como prueba fidedigna para despejar todo genero de dudas  son lo documentos inter partes de dichas donaciones, con las consiguientes firmas del donante y donatario y el destino de las mismas; en caso contrario estaremos ante una simple falacia que sólo convencerá a los que les gusta regalarse los oídos entre ellos mismos, argumentando que se dedican a fines sociales, cuando estos únicamente benefician a los del propio partido o a sus obras corporativas.

Y, por si esto no fuera poco, hay que contar con el nuevo gasto que supone una nueva convocatoria de elecciones, cuya campaña estará llena de los mismos mensajes que hemos oído y visto hasta ahora, cargados de descalificaciones y del “tú mas”. Pero este es el juego de la democracia que debemos sufragar los pacientes y sufridores ciudadanos y ciudadanas de este país, donde la igualdad entre los que mandan y los mandados brilla por su ausencia, convirtiendo dicho juego, también, en otra enorme falacia, porque lo que se anunció como un inicio del cambio no es más que un punto y seguido de lo que siempre ha sido la política en España.

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